jueves, 14 de julio de 2011

jorge luis borges (argentina, 1899 - 1986) // poesía - quince monedas / una llave en salónica / otra versión de proteo / los borges

quince monedas
a alicia jurado

un poeta oriental

durante cien otoños he mirado
tu tenue disco.
durante cien otoños he mirado
tu arco sobre las islas.
durante cien otoños mis labios
no han sido menos silenciosos.

el desierto

el espacio sin tiempo.
la luna es del color de la arena.
ahora, precisamente ahora,
mueren los hombres del metauro y de tannenberg.

llueve

¿qn qué ayer, en qué patios de cartago,
cae también la lluvia?

asterión

el año me tributa mi pasto de hombres
y en la cisterna hay agua.
en mí se anudan los caminos de piedra.
¿de qué puedo quejarme?
en los atardeceres
me pesa un poco la cabeza de toro.

un poeta menor

la meta es el olvido.
yo he llegado antes.

génesis, IV, 8

fue en el primer desierto.
dos brazos arrojaron una gran piedra.
no hubo un grito. hubo sangre.
hubo por vez primera la muerte.
ya no recuerdo si fui abel o caín.

nortumbria, 900 a.d.

que antes del alba lo despojen los lobos;
la espada es el camino más corto.

miguel de cervantes

crueles estrellas y propicias estrellas
presidieron la noche de mi génesis;
debo a las últimas la cárcel
en que soñé el quijote.

el oeste

el callejón final con su poniente.
inauguración de la pampa.
inauguración de la muerte.

estancia el retiro

el tiempo juega un ajedrez sin piezas
en el patio. el crujido de una rama
rasga la noche. fuera la llanura
leguas de polvo y sueño desparrama.
sombras los dos, copiamos lo que dictan
otras sombras: heráclito y gautama.

el prisionero

una lima.
la primera de las pesadas puertas de hierro.
algún día seré libre.

macbeth

nuestros actos prosiguen su camino,
que no conoce término.
maté a mi rey para que shakespeare
urdiera su tragedia.

eternidades

la serpiente que ciñe el mar y es el mar,
el repetido remo de jasón, la joven espada de sigurd.
sólo perduran en el tiempo las cosas
que no fueron del tiempo.

e. a. p.

los sueños que he soñado. el pozo y el péndulo.
el hombre de las multitudes. ligeia…
pero también este otro.

el espía

en la pública luz de las batallas
otros dan su vida a la patria
y los recuerda el mármol.
yo he errado oscuro por ciudades que odio.
le di otras cosas.
abjuré de mi honor,
traicioné a quienes me creyeron su amigo,
compré conciencias,
abominé del nombre de la patria,
me resigné a la infamia.


una llave en salónica

abarbanel, farías o pinedo,
arrojados de españa por impía
persecución, conservan todavía
la llave de una casa de toledo.

libres ahora de esperanza y miedo,
miran la llave al declinar el día;
en el bronce hay ayeres, lejanía,
cansado brillo y sufrimiento quedo.

hoy que su puerta es polvo, el instrumento
es cifra de la diáspora y del viento,
afín a esa otra llave del santuario

que alguien lanzó al azul cuando el romano
acometió con fuego temerario,
y que en el cielo recibió una mano.


otra versión de proteo

habitador de arenas recelosas,
mitad dios y mitad bestia marina,
ignoró la memoria, que se inclina
sobre el ayer y las perdidas cosas.

otro tormento padeció proteo
no menos cruel, saber lo que ya encierra
el porvenir: la puerta que se cierra
para siempre, el troyano y el aqueo.

atrapado, asumía la inasible
forma del huracán o de la hoguera
o del tigre de oro o la pantera

o de agua que en el agua es invisible.
tú también estás hecho de inconstantes
ayeres y mañanas. mientras, antes…


los borges

nada o muy poco sé de mis mayores
portugueses, los borges: vaga gente
que prosigue en mi carne, oscuramente,
sus hábitos, rigores y temores.

tenues como si nunca hubieran sido
y ajenos a los trámites del arte,
indescifrablemente forman parte
del tiempo, de la tierra y del olvido.

mejor así. cumplida la faena,
son portugal, son la famosa gente
que forzó las murallas del oriente

y se dio al mar y al otro mar de arena.
son el rey que en el místico desierto
se perdió y el que jura que no ha muerto.

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