martes, 24 de agosto de 2010

abordaje desdoblado

empecemos por decir que lo acontecimientos, cualesquiera se trate, sean reales y cotidianos o ficcionales o productos de la imaginación despiertan el interés del autor, quien ante esos estímulos llega a la siguiente conclusión: aquí, por encima y más allá de todo lenguaje está la realidad, y esa realidad quiere convertirse en lenguaje… ese es el instante en que el tema material, en tanto material pre-teatral, se convertiría en sujeto e instaría a su elaboración posterior.
pero en presencia de materiales como los fenómenos que describiéramos inicialmente, la mayoría de las formas convencionales del teatro o de la narrativa teatral, resultarían inservibles.
el autor se queda sin lenguaje, debe aguardar a que lleguen a sus manos formas específicas de lenguaje apropiadas para su material o para el tema o en todo caso, debería poder inventar un lenguaje nuevo o específico para ese material, la segunda elección sería más apropiada porque cada material requeriría su propio lenguaje, su propio diccionario para poder ser profundizado y posteriormente mostrado y que sea inteligible por el espectador, o sea útil a los propósitos narrativos y también apto para la comunicación. si la bella forma es inaprehensible es solo bella forma y hasta perdería mucho de su belleza.
uno de los medios más adecuados para expresar procesos psíquicos es la identificación glosada. esta es una manera de definir una forma estilística épico-dramática, que combina la creación artística con la imitación, en la cual la ficción dramática y la reproducción fiel de de procesos psíquicos conscientes e inconscientes se confunden de manera constante. el autor y su personaje imaginario se funden en una unidad, en la persona de un yo, que no es ni el autor ni el personaje, pero a la vez es ambos, más los procesos de construcción de ese personaje, que por lo general monologa. cada personaje cuenta y sólo puede contar su historia. se relaciona con los otros en la medida que hace a su propio interés y búsqueda de objetivos dramáticos.
no obstante, y aunque parezca paradójico, precisamente en eso reside la dificultad de esta forma expresiva, permanece apartada de éste o mezclada indisolublemente con éste. la unidad que pretende ser absoluta, es relativa.
la mejor solución sería que el autor oculte con tanta habilidad la parte autónoma de su personalidad, su lucidez, su conocimiento de toda la trama, su capacidad de ordenamiento, su dominio de la situación, usando para ello al personaje como pantalla, haciendo invisible el elemento autónomo propio a los ojos del espectador. porque si bien es cierto que exigimos un orden que dé coherencia a la creación teatral, no se quiere que el andamiaje sea visible, salvo que sea una decisión clara y consciente y que a exhibición del artificio sea uno de los objetivos. en cualquier caso, tanto en el de éxito o en el de fracaso de la tentativa como en el de mostrar todos los artificios, el autor primero y el director y los actores después, seguirá siendo un tronco único en cada una de la instancias del proceso creativo, como una sucesión de janos bifrontes que miran en direcciones opuestas. la razón de esta sucesión de desdoblamientos reside en la doble función de cada partícipe del proceso creativo: la primera, en la que debería sólo procurar ser como un médium, la voz de esos personajes teniendo una actitud casi inconsciente con respecto de él. pero no bien se ha logrado en cada etapa, cada quien sentirá seguramente que ese personaje que se ha creado como ser vivo porque todo personaje vive durante el tiempo ficcional una vida plena e intensa tanto como el actor que lo está representando al mismo tiempo. en función de esa vida del personaje y de mantenerlo lo más fluido posible, sin interponer ni esquemas ni restricciones ajenas al personaje ( no mezclar la persona del actor con la persona del personaje, si mantener la constante y mutua nutrición pero no la obstaculización de uno por el otro, en aras de esto se debería adoptar un apostura de vigilar y guiar de forma activa los pasos de su creación, para organizar el caos que surgiría si no hubiera un continente narrativo y directorial claro, un armazón bien ensamblado donde poder dejar que la acción se desarrolle y fluya por los canales previstos, si eso aconteciera, no habría espectáculo que mostrar y la historia o el desarrollo escénico nunca sería el mismo. no habría teatro.
debe dar forma a las expresiones de su personaje y estilizar todas sus manifestaciones con el fin de lograr su propio objetivo, el objetivo estético del que hablábamos antes. en palabras de nietzsche, lo apolíneo debería estar en perfecta sincronía y equilibrio con lo dionisíaco.
por eso mismo cuando el autor y los demás partícipes del proceso creativo, se arriesguen a asumir el papel de su personaje y a colocarse su máscara, entrará en un permanente conflicto entre naturaleza y arte, libertad y ley y avanzará sobre el borde y el límite difuso entre la vitalidad del caos y la rigidez de la composición, siempre obligado a mantener el equilibrio, propio y el del personaje, y siempre sujeto a la amenaza de perderlo.

buenos aires, 2010