viernes, 25 de febrero de 2011

guy debord (1931 - 1994) // critique of separation.2

guy debord (1931 - 1994) // critique of separation.1

internacional situacionista.3

internacional situacionista2

internacional situacionista.1

guy debord (1931 - 1994) // la societe du spectacle.9

http://www.youtube.com/watch?v=TWVzBxpJHVE

guy debord (1931 - 1994) // la societe du spectacle.8

guy debord (1931 - 1994) // la societe du spectacle.7

guy debord (1931 - 1994) // la societe du spectacle.6

guy debord (1931 - 1994) // la societe du spectacle.5

guy debord (1931 - 1994) // la societe du spectacle.4

guy debord (1931 - 1994) // la societe du spectacle.3

guy debord (1931 - 1994) // la societe du spectacle.2

guy debord (1931 - 1994) // la societe du spectacle.1

anna ajmátova (1889 - 1966) // poemas..2

a la ciudad de Pushkin

1
¿qué puedo hacer? ellos te destruyeron,
¡qué encuentro más cruel que el separarse!
aquí hubo un surtidor, allá alamedas,
más a lo lejos verdecía el parque...
la aurora más rosada que ella misma
fue aquél abril. Olor a húmeda tierra,
a primer beso...

2
las hojas de este sauce en el siglo pasado se murieron,
para brillar cien veces más lozanas en la forma de un verso.
las rosas se trocaron en purpúreas rosaledas silvestres,
pero los himnos de la escuela siguen brotando sin desánimo.
¡medio siglo pasó! fui premiada por la divina suerte
y en los días violentos olvidé el fluir de los años.
¡ya no voy por allí! pero a la orilla del río de la muerte,
yo llevaré mis trémulos jardines de tsárskoie seló.

versión: rafael alberti


cuando escuches el trueno me recordarás...

cuando escuches el trueno me recordarás
y tal vez pienses que amaba la tormenta...
el rayado del cielo se verá fuertemente carmesí
y el corazón, como entonces, estará en el fuego.

esto sucederá un día en moscú
cuando abandone la ciudad para siempre
y me precipite hacia el puerto deseado
dejando entre ustedes apenas mi sombra.


cuando la luna es de melón...

cuando la luna es de melón una tajada en la ventana
y en redor es la calina cerrada la puerta y la casa encantada
por las azules ramas de glicinas y en la fuente de arcilla hay agua fría
y la nieve del paño y arde una bujía de cera
tal que en la niñez, mariposas zumban
la calma, que no oye mi palabra, retumba
entonces de lo negro de rincones rembrandtianos algo se ovilla de pronto
y se esconde allí a mano, pero no me estremezco, ni me asusto siquiera...
la soledad en sus redes me hizo prisionera
el gato negro el alma me mira, como ojos centenarios
y en el espejo mi doble es tal vez mi contrario.
voy a dormir dulcemente, buenas noches, noche.

versión: maría teresa león


dedicatoria

las montañas se doblan ante tamaña pena
y el gigantesco río queda inerte.
pero fuertes cerrojos tiene la condena,
detrás de ellos sólo "mazmorras de la trena"
y una melancolía que es la muerte.

para quién sopla la brisa ligera,
para quién es el deleite del ocaso -
nosotras no sabemos, las mismas por doquiera,
sólo oímos el odioso chirriar de llaves carceleras
y del soldado el pesado paso.

nos levantamos como para la misa de madrugada,
caminábamos por la ciudad incierta,
para encontrar una a la otra, muerta, inanimada,
bajo el sol o la niebla del neva más cerrada,
mas la esperanza a lo lejos canta cierta...

la sentencia... y las lágrimas brotan de repente,
ya de todo separada,
como arrancan la vida al corazón, dolorosamente,
como si hacia atrás la derribaran brutalmente,
pero marcha... vacila... aislada...

¿dónde están ahora aquellas compañeras del azar,
de mis años de infierno desnudo?
¿en la borrasca siberiana cuál es su soñar,
qué imaginan en el círculo lunar?
a vosotras os envío mi adiós y mi saludo

versión: jorge bustamante garcía


el poeta

piensas que esto trabajo, esta vida despreocupada
escuchar a la música algo y decirlo tuyo como si nada.
y el ajeno scherzo juguetón meterlo en versos mañosos
jurar que el pobre corazón gime en campos luminosos.
y escucharle al bosque alguna cosa y a los pinos taciturnos ver
mientras la cortina brumosa de niebla se alza por doquier.
tomo lejos o a mi vera, sin sentir culpa a mi turno
un poco de la vida artera y el resto al silencio nocturno.

versión: rafael alberti


estamos tan intoxicados uno del otro...

estamos tan intoxicados uno del otro
que de improviso podríamos naufragar,
este paraíso incomparable
podría convertirse en terrible afección.
todo se ha aproximado al crimen
dios nos ha de perdonar
a pesar de la paciencia infinita
los caminos prohibidos se han cruzado.
llevamos el paraíso como una cadena bendita
miramos en él, como en un aljibe insondable,
más profundo que los libros admirables
que surgen de pronto y lo contienen todo.


versión: jorge bustamante garcía


fragmento

me pareció que las llamas de tus ojos
volarían conmigo hasta el alba.
no pude entender el color,
de tus ojos extraños.
todo alrededor palpitaba
nunca supe si eras mi enemigo, o mi amigo,
y si ahora era invierno o verano.
21 de junio de 1959 Moscú

versión: jorge bustamante garcía


hay en la intimidad un límite sagrado...

hay en la intimidad un límite sagrado
que trasponer no puede aun la pasión más loca
siquiera si el amor el corazón desgarra
y en medio del silencio se funden nuestras bocas.

la amistad nada puede, nada pueden los años
de vuelos elevados, de llameante dicha,
cuando es el alma libre y no la vence
la dulce languidez del goce y la lascivia.

pretenden alcanzarlo mentes enajenadas,
y a quienes lo trasponen los colma la tristeza.
¿comprendes tú ahora por qué mi corazón
no late a ritmo debajo de tu diestra?

versión: maría teresa león


la canción de la última cita

se enfriaba, desvalido, mi pecho,
pero eran ligeros mis pasos.
me puse en la mano derecha
el guante de la mano izquierda.

¡me pareció que había muchos peldaños
aunque sabía que eran sólo tres!
un murmullo otoñal entre los arces
me pidió: “¡muere conmigo!

¡oye: una suerte penosa,
inconstante y mala me engañó!”
le contesté: “¡querido mío:
a mí también. contigo moriré!”

esta es la canción de la última cita.
eché una mirada a la casa sombría.
tan sólo en la alcoba ardían las velas
con una llama indiferente y mustia.

1912

versión: jorge bustamante garcía


la musa

cuando en la noche oscura espero su llegada,
se me antoja que todo pende de un hilo.
¿qué valen los honores, la libertad incluso,
cuando ella acude presta y toca el caramillo?
mira, ¡ahí viene! ella se echa a un lado el velo
y se me queda mirando larga y fijamente. yo digo:
"¿has sido tú la que le dictó a dante las páginas sobre el infierno?"
y ella responde: "yo soy aquella."

versión: maría teresa león


la tierra natal

no la llevamos en oscuros amuletos,
ni escribimos arrebatados suspiros sobre ella,
no perturba nuestro amargo sueño,
ni nos parece el paraíso prometido.
en nuestra alma no la convertimos
en objeto que se compra o se vende.
por ella, enfermos, indigentes, errantes
ni siquiera la recordamos.

sí, para nosotros es tierra en los zapatos.
sí, para nosotros es piedra entre los dientes.
y molemos, arrancamos, aplastamos
esa tierra que con nada se mezcla.
pero en ella yacemos y somos ella,
y por eso, dichosos, la llamamos nuestra.

versión: maría fernanda palacio


llegué a visitar al poeta

a alexander blok

llegué a visitar al poeta
exactamente al mediodía, un domingo.
en el cuarto espacioso reinaba el silencio
afuera, en la calle, hacía frío.

un sol agradable se paseaba
sobre el tupido humo grisazul...
el poeta me miraba fijamente,
en silencio, como un gran anfitrión.

es mejor ser cuidadosa
y no mirar nunca a sus ojos;
son ojos tan extraños
que jamás se pueden olvidar.

no olvidaré ese encuentro
aquel brumoso mediodía de domingo
a las orillas del neva
en una casa grande y gris.

versión: jorge bustamante garcía


para muchos

soy vuestra voz, calor de vuestro aliento,
el reflejo de todos vuestros rostros,
es inútil el batir del ala inútil:
estaré con vosotros hasta el mismo final.

y por eso me amáis ávidamente,
con todos mis pecados y flaquezas,
y por eso me entregasteis sin mirar
al mejor de todos vuestros hijos,
y por eso no me preguntasteis
por ese hijo ni una sola vez,
y llenásteis con el humo de alabanzas
mi casa ya vacía para siempre.
y dicen que más estrechamente ya no es posible unirse
y que más irreversiblemente ya no se puede amar...
como la sombra quiere separarse del cuerpo,
como la carne quiere separarse del alma,
así deseo yo que me olvidéis vosotros.

versión: maría teresa león


soneto de estío

más que yo vivirá lo que aquí vive,
hasta los nidos de los estorninos,
y este aire migratorio que cruzó,
aire primaveral, la mar en vuelo.

la voz eternidad de allá nos llama,
del más allá con su invencible fuerza,
y por encima del cerezo en flor,
la luz lunar menguando se derrama.

parece que blanquea sin estorbo,
a través de las verdes espesuras,
la senda que no digo adónde lleva...

allí hay más claridad entre los troncos
y todo se asemeja a la arboleda
que circunda el estanque en tsárkoie seló.

versión: maría teresa león


sótano del recuerdo

es pura tontería que vivo entristecida
y que estoy por el recuerdo torturada.
no soy yo asidua invitada en su guarida
y allí me siento trastornada.
cuando con el farol al sótano desciendo,
me parece que de nuevo un sordo hundimiento
retumba en la estrecha escalera empinada.
humea el farol. regresar no consigo
y sé que voy allí donde está el enemigo.
y pediré benevolencia... pero allí ahora
todo está oscuro y callado. ¡mi fiesta se acabó!
hace treinta año se acompañaba a la señora,
hace treinta que el pícaro de viejo murió...
he llegado tarde. ¡qué mala fortuna!
ya no puedo lucirme en parte alguna,
pero rozo de las paredes las pinturas
y me caliento en la chimenea. ¡qué maravilla!
a través del moho, la ceniza y la negrura
dos esmeraldas grises brillan
y el gato maúlla. ¡vamos a casa, criatura!
¿pero dónde es mi casa y dónde mi cordura?

Versión: jorge bustamante garcía


unos van por un sendero recto...

unos van por un sendero recto,
otros caminan en círculo,
añoran el regreso a la casa paterna
y esperan a la amiga de otros tiempos.
mi camino, en cambio, no es ni recto, ni curvo,
llevo conmigo el infortunio,
voy hacia nunca, hacia ninguna parte,
como un tren sobre el abismo.

versión: jorge bustamante garcía

martes, 22 de febrero de 2011

anna ajmátova (1889 - 1966) // réquiem

no, no bajo un extranjero firmamento,
ni bajo el amparo de extranjeras alas –
estuve entonces con mi pueblo,
donde mi pueblo, por desgracia, estaba.

en lugar de un prólogo

en los terribles años del terror de yezhov hice cola durante siete meses delante de las cárceles de leningrado. una vez alguien me “reconoció”. entonces una mujer que estaba detrás de mí, con los labios azulados, que naturalmente nunca había oído de mi nombre, despertó del entumecimiento que era habitual en todas nosotras y me susurró al oído (allí hablábamos todas en voz baja):

-¿y usted puede describir esto?

y yo dije:

-puedo.

entonces algo como una sonrisa resbaló en aquello que una vez había sido su rostro.

dedicatoria

las montañas se doblan ante tamaña pena
y el gigantesco río queda inerte.
pero fuertes cerrojos tiene la condena,
detrás de ellos sólo “mazmorras de la trena”
y una melancolía que es la muerte.

para quién sopla la brisa ligera,
para quién es el deleite del ocaso –
nosotras no sabemos, las mismas por doquiera,
sólo oímos el odioso chirriar de llaves carceleras
y del soldado el pesado paso.

nos levantamos como para la misa de madrugada,
caminábamos por la ciudad incierta,
para encontrar una a la otra, muerta, inanimada,
bajo el sol o la niebla del Neva más cerrada,
más la esperanza a lo lejos canta cierta…

la sentencia… y las lágrimas brotan de repente,
ya de todo separada,
como arrancan la vida al corazón, dolorosamente,
como si hacia atrás la derribaran brutalmente,
pero marcha… vacila… aislada…

¿dónde están ahora aquellas compañeras del azar,
de mis años de infierno desnudo?
¿en la borrasca siberiana cuál es su soñar,
qué imaginan en el círculo lunar?
a vosotras os envío mi adiós y mi saludo.

introducción

esto fue cuando el que muerto estaba
sólo sonreía, de su paz alegrado.
e inútil, colgante, columpiaba
junto a sus prisiones leningrado.

y cuando de tormento enloquecido
el condenado al regimiento marchaba,
y una corta cantinela de despido
el silbido de los trenes cantaba.

las estrellas de la muerte constantes,
rusia inocente de dolores repleta
debajo de aquellas botas sangrantes
y las ruedas de las negras furgonetas.

1

al alba te llevaron,
como a un entierro tras de ti mi salida,
en la oscura alcoba los niños lloraron,
ante el santo quedaba la vela derretida.

en tus labios el frío de un ícono.
sudor de muerte en la frente no olvido.
como las mujeres de streliezki pregono
bajo las torres del kremlin mi alarido.

2

el don apacible, apacible pasa,
entra la luna amarilla en la casa.

entra, sesgada su gorrilla,
una sombra ve la luna amarilla.

esta mujer, su enfermedad,
esta mujer es – soledad.

el marido en la tumba, el hijo en prisión,
rezad por mí una oración.

3

no, no soy yo, es otra la que sufre.
yo no podría. que ensombren
lo ocurrido negros velos
y retiren los faroles…
noche.

4

si te hubieran dicho, bromeadora,
la preferida de todos los amigos,
de tsarkoie selo alegre pecadora,
lo que sucedería en la vida contigo.
cómo las trescientas, con tus presentes,
ante "las cruces” en fila esperas
y cómo con tus lágrimas ardientes
del año nuevo el hielo derritieras.
cómo de la prisión el álamo se mece
y no se oye nada – pero cuánta
vida inocente allí fenece…

5

diecisiete meses grito,
a la casa te reclamo,
al verdugo ayer suplico,
por ti mi hijo y mi espanto.
todo se enreda sin nombre
ya no sé diferenciar
quien es la bestia o el hombre,
si la ejecución he de esperar.
sólo flores polvorientas,
incensario, tintineo, huellas
a cualquier y a ninguna parte.
a los ojos me mira lanzada
y de pronto desastre me amenaza
una estrella gigante.

6

las semanas en un vuelo acaban,
de lo ocurrido no sé dar razón.
cómo, hijo mío, en la prisión
las noches blancas te miraban
cómo ellas vuelven a verte
con ojo ardiente de azor,
de tu alta cruz en redor
hablan – y sobre la muerte.

7

cayó la palabra petrificada
en mi pecho vivo todavía.
no importa, de hecho estaba preparada,
fuera como fuere, lo superaría.

no es hoy para mí día de calma:
necesito acabar con la memoria,
necesito petrificar el alma,
necesito recomenzar mi historia –

si no… el caliente susurro del verano,
tal fiesta viene a mi ventana abierta.
lo había presentido ha ya lontano –
un día radiante y la casa desierta.

8

a la muerte

¿por qué no pues ahora – tú que seguro llegas?
te espero – muchas son mis desgracias.
ya apagué la luz y abrí la puerta,
a ti, cosa simple y extraña.

toma para ello no importa qué aspecto.
irrumpe tal proyectil envenenado,
o furtiva y con pesa, tal bandido experto
o con vapores de tifus impregnados.

o con un cuento por ti misma inventado
y al que ya hasta la náusea conocemos –
para que yo vea de la gorra azul el plato
y la palidez de miedo del casero.

a mí ya nada me importa. el yenisei va removido.
reluce la estrella polar
y el azul brillo de los ojos querido
el último tormento cubrirá.

9

ya el aleteo del delirio
a medias cubre el alma,
y a beber da ardiente vino
y a oscuro valle llama.

y comprendí a lo que yo
debo otorgar la victoria,
escuchando a mi interior
como si extraño fuera ahora.

y en absoluto me permite
que algo mío conmigo lleve
(por mucho que le suplique
y por mucho que le ruegue):

ni los ojos del hijo espantados
- pétreo sufrimiento –
ni el día aquel atormentado,
ni en la prisión la hora del encuentro,

ni el frescor de la querida mano,
ni la sombra estremecida de los tilos,
ni el ligero sonido lejano –
palabras de consuelos últimos.

10

crucifixión

no llores por mí, madre,
si en la tumba yazco.

1

el coro de ángeles alabó la gran hora,
y los cielos se abrieron en fuego y resplandores.
“¡por qué me has abandonado!”, al padre implora,
y a la madre – “ay, por mí no llores”.

2

magdalena se conmovía y lloraba,
el discípulo amado de piedra era,
y allí, donde en silencio estaba
la madre, nadie mirar osó siquiera.

epílogo

1

vi cómo los rostros se ajan fácilmente,
cómo bajo los párpados el miedo brilla,
cómo – escritura acuñada – duramente
el sufrimiento se inscribe en las mejillas,

cómo rizos negros y rubiocenizos
de pronto de plata tiene su color,
la sonrisa se marchita en los labios sumisos
y en la risita seca se estremece el pavor.

para mí misma sólo no reza mi voz,
sino por las que allí vieron mis ojos,
en el tórrido julio y en el frío feroz,
juntas conmigo bajo el ciego muro rojo.

2

de nuevo se acerca del recuerdo la hora.
a vosotras os veo, os oigo, os siento ahora:

a ti, que llegar a la ventana apenas pudiste
a ti, que no pisaste la tierra en que naciste,

a ti, que, sacudiendo la hermosa cabellera,
dijiste: “vengo aquí como si a casa fuera”.

a todas por sus nombres quisiera evocar,
la lista me arrancaron y ahora dónde buscar.

he aquí una gran manta para ellas tejida
de pobres palabras de ellas oídas.

de ellas me acuerdo siempre y por doquier,
ni en las nuevas desgracias las olvidaré,

y si me amordazan la boca de tormento atrita,
por la que un pueblo de cien millones grita,

que sea posible que ellas en su pensar me eleven
en la víspera del día que a la tierra me lleven.

y si en este país en un cierto momento
tienen la idea de hacerme un monumento,

acepto que este homenaje me advoquen,
pero sólo a condición – que lo coloquen

no junto al mar donde vine a nacer:
los últimos lazos con el mar desgarré,

ni en el parque junto al tronco venerable,
donde me busca la sombra inconsolable,

sino aquí ante las puertas donde estuvieron
mis pies trescientas horas y no me abrieron.

porque temo en la muerte de dicha consueta,
olvidar el tronar de las negras furgonetas,

olvidar la odiosa puerta de golpe cerrada,
y el grito de la anciana como bestia lanceada.

y ojalá en los pétreos párpados sin vida
como lágrimas corra la nieve fundida,

y la paloma de la cárcel arrulle en tierra nueva,
y en silencio naveguen las naves por el neva.

de réquiem y otros poemas,
trad.: josé luis reina Palazón, 1998
ed. grijalbo mondadori, mitos poesía

yo-yo ma (1955 - ) // dvorak cello concerto.4-4

yo-yo ma ( 1955 - ) // dvorak cello concerto.3-4

yo-yo ma ( 1955 - ) // dvorak cello concerto.2-4

yo-yo ma ( 1955 - ) // dvorak cello concerto.1-4

yo-yo ma (1955 - ) // elgar cello concerto, 4th mvmt

yo-yo ma (1955 - ) // elgar cello concerto, 3rd mvmt

yo-yo ma ( 1955 - ) // elgar cello concerto, 2nd mvmt

yo-yo ma (1955 - ) // elgar cello concerto, 1st mvmt

antonin artaud (1896 - 1948) // escritos.1

1- la tara tóxica

evoco el mordisco de inexistencia y de imperceptibles cohabitaciones. venid, psiquiatras, os llamo a la cabecera de este hombre abotagado pero que todavía respira. reuníos con vuestros equipos de abominables mercaderías en torno de ese cuerpo extendido cuan largo es y acostado sobre vuestros sarcasmos. no tiene salvación, os digo que está INTOXICADO, y harto de vuestros derrumbamientos de barreras, de vuestros fantasmas vacíos, de vuestros gorjeos de desollados.
está harto. pisotead, pues, ese cuerpo vacío, ese cuerpo transparente que ha
desafiado lo prohibido. está MUERTO. ha atravesado aquel infierno que le prometíais más allá de la licuefacción ósea, y de una extraña liberación espiritual que significaba para vosotros el mayor de todos los peligros. ¡y he aquí que una maraña de nervios lo domina!
ah medicina, aquí tenéis al hombre que ha TOCADO el peligro. has triunfado, psiquiatra, has TRIUNFADO, pero él te sobrepasa. el hormigueo del sueño irrita sus miembros embotados. un conjunto de voluntades adversas lo afloja, elevándose en él como bruscas murallas. el ciclo se derrumba estrepitosamente. ¿qué siente? ha dejado atrás el sentimiento de sí mismo. se te escapa por miles y miles de aberturas. crees haberlo atrapado y es libre. no te pertenece.no te pertenece.
DENOMINACIÓN. ¿hacia dónde apunta tu pobre sensibilidad? ¿a devolverlo a las manos de su madre, a convertirlo en el canal, en el desaguadero de la más ínfima confraternidad mental posible, del común denominador consciente más pequeño?
puedes estar tranquilo: ÉL ES CONSCIENTE.
pero es el consciente máximo.
pero es el pedestal de un soplo que agobia tu cráneo de torpe demente pues él ha ganado por lo menos el hecho de haber derribado la demencia. y ahora, legiblemente, conscientemente, claramente, universalmente, ella sopla sobre tu castillo de mezquino delirio, te señala, temblorcillo atemorizado que retrocede delante de la vida-plena.
pues flotar merced a miembros grandilocuentes, merced a gruesas manos de nadador, tener un corazón cuya claridades la medida del miedo, percibir la eternidad de un zumbido de insecto sobre el entarimado, entrever las mil y una comezones de la soledad nocturna, el perdón de hallarse abandonado, golpear contra murallas sin fin una cabeza que se entreabre y se rompe en llanto, extender sobre una mesa temblorosa un sexo inutilizable y completamente falseado,
surgir al fin, surgir con la más temible de las cabezas frente a las mil abruptas rupturas de una existencia sin arraigo; vaciar por un lado la existencia y por el otro retomar el vacío de una libertad cristalina.
en el fondo, pues, de ese verbalismo tóxico, está el espasmo flotante de un cuerpo libre, de un cuerpo que retorna a sus orígenes, pues está clara la muralla de muerte cortada al ras y volcada. porque así procede la muerte, mediante el hilo de una
angustia que el cuerpo no puede dejar de atravesar. la muralla bullente de la angustia exige primero un atroz encogimiento, un abandono primero de los órganos tal como puede soñarlo la desolación de un niño. a esa reunión de padres sube en un sueño la memoria, rostros de abuelos olvidados. toda una reunión de razas humanas a las que pertenecen estos y los 0tros.
primera aclaración de una rabia tóxica.
he aquí el extraño resplandor de los tóxicos que aplasta el espacio siniestramente familiar. en la palpitación de la noche solitaria, aquí está ese rumor de hormigas que producen los descubrimientos, las revelaciones, las apariciones, aquí están esos grandes cuerpos varados que recobran viento y vuelo, aquí está el inmenso zarandeo de la supervivencia. a esa convocatoria de cadáveres, el estupefaciente llega con su rostro sanioso. disposiciones inmemoriales comienzan. la muerte tiene al principio el rostro de lo que no pudo ser. una desolación soberana da la clave a esa multitud de sueños que sólo piden despertar. ¿qué decís vosotros?
¡y todavía pretendéis negar a importancia de esos reinos, por los cuales apenas comienzo a marchar!

publicado en la révolution surréaliste", n° 11 (1928)
versión de aldo pellegrini


2- descrición de un estado físico

una sensación de quemadura ácida en los miembros, músculos retorcidos e incendiados, el sentimiento de ser un vidrio frágil, un miedo, una retracción ante el movimiento y el ruido. un inconsciente desarreglo al andar, en los gestos, en los movimientos. una voluntad tendida en perpetuidad para los más simples gestos, la renuncia al gesto simple, una fatiga sorprendente y central, una suerte de fatiga aspirante. los movimientos a rehacer, una suerte de fatiga mortal, de fatiga espiritual en la más simple tensión muscular, el gesto de tomar, de prenderse inconscientemente a cualquier cosa, sostenida por una voluntad aplicada. una fatiga de principio del mundo, la sensación de estar cargando el cuerpo, un sentimiento de increíble fragilidad, que se transforma en rompiente dolor, un estado de entorpecimiento doloroso, de entorpecimiento localizado en la piel, que no prohíbe ningún movimiento, pero que cambia el sentimiento interno de un miembro, y a la simple posición vertical le otorga el premio de un esfuerzo victorioso. localizado probablemente en la piel, pero sentido como la supresión radical de un miembro y presentando al cerebro sólo imágenes de miembros filiformes y algodonosos, lejanas imágenes de miembros nunca en su sitio. la suerte de ruptura interna de la correspondencia de todos los nervios. un vértigo en movimiento, una especie de caída oblicua acompañando cualquier esfuerzo, una coagulación de calor que encierra toda la extensión del cráneo, o se rompe a pedazos, placas de calor nunca quietas. una exacerbación dolorosa del cráneo, una cortante presión de los nervios, la nuca empeñada en sufrir, las sienes que se cristalizan o se petrifican, una cabeza hollada por caballos. ahora tendría que hablar de la descoporización de la realidad, de esa especie de ruptura aplicada, que parece multiplicarse ella misma entre las cosas y el sentimiento que producen en nuestro espíritu, el sitio que se toman. esta clasificación instántanea de las cosas en las células del espíritu, existe no tanto como un orden lógico, sino como un orden sentimental, afectivo. que ya no se hace: las cosas no tienen ya olor, no tienen sexo. pero su orden lógico a veces se rompe por su falta de aliento afectivo. las palabras se pudren en el llamado inconsciente del cerebro, todas las palabras por no importa qué operación mental, y sobre todo aquellas que tocan los resortes más habituales, los más activos del espíritu.


3- el mundo fisíco todavía está allí. Es el parapeto del yo el que mira y sobre el cual ha quedado un pez color ocre rojizo, un pez hecho de aire seco, de una coagulación de agua que refluye.
pero algo sucedió de golpe.
nació una aborrecencia quebradiza, con reflejos de frentes, gastados, y algo como un ombligo perfecto, pero vago y que tenía color de sangre aguada y por delante era una granada que derramaba también sangre mezclada con agua, que derramaba sangre cuyas líneas colgaban; y en esas líneas, círculos de senos trazados en la sangre del cerebro.
pero el aire era como un vacío aspirante en el cual ese busto de mujer venía en el temblor general, en las sacudidas de ese mundo vítreo, que giraba en añicos de frentes, y sacudía su vegetación de columnas, sus nidadas de huevos, sus nudos en espiras, sus montañas mentales, sus frontones estupefactos. y, en los frontones de las columnas, soles habían quedado aprisionados al azar, soles sostenidos por chorros de aire como si fueran huevos, y mi frente separaba esas columnas, y el aire en copos y los espejos de soles y las espiras nacientes, hacia la línea preciosa de los seno, y el hueco del ombligo, y el vientre que faltaba.
pero todas las columnas pierden sus huevos, y en la ruptura de la línea de las columnas nacen huevos en ovarios, huevos en sexos invertidos.
la montaña está muerta, el aire esta eternamente muerto. en esta ruptura decisiva de un mundo, todos los ruidos están aprisionados en el hielo; y el esfuerzo de mi frente se ha congelado.
pero bajo el hielo un ruido espantoso atravesado por capullos de fuego rodea el silencio del vientre desnudo y privado de hielo, y ascienden soles dados vuelta y que se miran, lunas negras, fuegos terrestres, trombas de leche.
la fría agitación de las columnas divide en dos mi espíritu, y yo toco el sexo mío, el sexo de lo bajo de mi alma, que surge como un triángulo en llamas...

parís, 19251925

django reinhardt (1910 - 1953) // improvisation on tchaikovsky's pathétique

django reinhardt (1910 - 1953) // sweet georgia brown

django reinhardt (1910 - 1953) // the sheik of araby

django reinhardt(1910 - 1953) // j'attendrai swing, 1939

lunes, 21 de febrero de 2011

de mi antología personal.3 // antonin artaud (1896 - 1948)

poeta negro

poeta negro, te obsesiona
un seno de doncella
poeta amargo, la vida se agita
y arde la ciudad
y el cielo se diluye en agua,
y tu pluma punza el corazón de la vida.

selva, selva, ojos irisados
sobre pináculos que se multiplican
hilos de tormenta, los poetas
montan caballos, montan perros.

los ojos se enardecen, las lenguas giran
el cielo fluye hacia las fosas nasales
como una leche azul y nutritiva;
estoy atento a sus bocas
mujeres, rígidos corazones de vinagre.


allí donde tiemblan

allí donde tiemblan vitriolos vivientes
los poetas elevan sus manos,
el cielo ídolo sobre las mesas
se vuelve sobre sí mismo, y el fino sexo

empapa una lengua de hielo
en cada agujero, en cada lugar
que al avanzar el cielo deja libre.

el suelo está emparedado de almas
y de mujeres con un sexo hermoso
donde los minúsculos cadáveres
reflejan sus momias.

de el ombligo de los limbos, 1925.

segunda carta conyugal

necesito a mi lado una mujer sencilla y equilibrada,
y cuya alma agitada y oscura no alimentara continuamente
mi desesperación. los últimos tiempos te veía siempre
con un sentimiento de temor e incomodidad.
sé muy bien que tus inquietudes por mí son a causa de tu amor,
pero es tu alam enferma y malformada como la mía la que exaspera
esas inquietudes y te corrompe la sangre.
no quiero seguir viviendo contigo bajo el miedo.

agregaré que además necesito unas mujer que sea mía exclusivamente,
y que pueda encontrar en todo momento en mi casa.
estoy aturdido de soledad. por la noche no puedo regresar
a un cuarto solo sin tener a mi alcance ninguna de las comodidades
de la vida. me hace falta un hogar y lo necesito enseguida,
y una mujer que se ocupe de mí permanentemente, incapaz como soy
de ocuparme de nada, que se ocupe de mí hasta de los más insignificante.
una artista como tú tiene su vida y no puede hacer otra cosa.
todo lo que te digo es de una mezquindad atroz, pero es así.
no es preciso siquiera que esa mujer sea hermosa, tampoco quiero
que tenga una excesiva inteligencia, y menos aún que piense demasiado.
con que se apegue a mí es suficiente.

oienso que sabrás reconocer la enorme franqueza con que te hablo y sabrás
darme la siguiente prueba de tu inteligencia:
comprender muy bien que todo lo que te digo no rebaja en nada
la profunda ternura, y el indecible sentimiento de amor que te tengo
y seguiré teniendo inalienablemente por ti, pero ese sentimiento no guarda
ninguna relación con el devenir corriente de la vida.
la vida es para vivirse.
son demasiadas las cosas que me unen a ti para que te pide que lo nuestro
se rompa; sólo te pido que cambiemos nuestras relaciones,
que cada uno se construya una vida diferente, pero que no nos desunirá más.

de el pesa-nervios, 1925.

peter brook (1925 - ) // tres citas

“la compresión consiste en eliminar cuanto no sea estrictamente necesario e intensificar lo que queda, colocando, por ejemplo, un adjetivo fuerte en lugar de uno suave, conservando siempre la impresión de espontaneidad. si se mantiene esta impresión, alcanzamos el punto en que dos personas sólo necesitan tres minutos sobre el escenario para decir lo que en la vida real les llevaría tres horas. éste es el resultado que vemos claramente en el límpido estilo de beckett, pinter o chéjov”.

la puerta abierta, p.19

“en el caso de chéjov, el texto produce la impresión de haber sido grabado con un magnetófono, como si el autor hubiera extraído sus frases de la vida real. pero no hay una sola frase en la obra de chéjov que no haya sido cincelada, pulida y modificada con gran arte y maestría para dar la sensación de que el actor habla en realidad ‘como en la vida cotidiana’. no obstante, no basta con hablar y conducirse como en la vida diaria para interpretar a chéjov. el actor y el director deben seguir el mismo proceso que el autor, que consiste en ser consciente de que ninguna palabra, por inocente que parezca, lo es. cada palabra contiene por sí misma, y en los silencios que la preceden y la siguen, todo un entramado tácito de energías entre los personajes”.

la puerta abierta, pp.19-20

“cuanto más importante es la obra, mayor es el tedio si la realización y la interpretación no alcanzan el mismo nivel”.

la puerta abierta, p.22