viernes, 21 de octubre de 2011

leon trotsky (lev davidovich bronshtein, rusia, 1879 - 1940) // literatura y revolución, 1934 - cap. VI la cultura proletaria y el arte proletario

la cultura proletaria y el arte proletario
cada clase dominante crea su cultura, y en consecuencia su arte. la historia ha conocido las culturas esclavistas de la antigüedad clásica y del oriente, la cultura feudal de la europa medieval y la cultura burguesa que domina hoy el mundo. de ello parece deducirse que también el proletariado debe crear su cultura y su arte.
sin embargo, la cuestión está lejos de ser tan simple como parece a primera vista. la sociedad en la que los poseedores de esclavos formaban la clase dirigente ha existido durante numerosos siglos. lo mismo ocurrió con el feudalismo. la cultura burguesa, aunque se la date de su primera manifestación abierta y tumultuosa, es decir, la época del renacimiento, existe desde hace cinco siglos, pero no ha alcanzado su apogeo pleno hasta el siglo XIX, más precisamente, hasta su segunda mitad. la historia muestra que la formación de una cultura nueva en torno a una clase dominante exige un tiempo considerable y no alcanza su plena realización más que en el período precedente a la decadencia política de esta clase.
¿tendrá el proletariado el tiempo suficiente para crear una cultura “proletaria”? contrariamente al régimen de los poseedores de esclavos, de los feudales y de los burgueses, el proletariado considera su dictadura como un breve período de transición. cuando queremos denunciar las concepciones demasiado optimistas sobre el paso al socialismo, subrayamos que el período de la revolución social, a escala mundial, no durará meses, sino años y decenas de años; decenas de años, pero no siglos y mucho menos milenios. ¿puede el proletariado, en este lapso de tiempo, crear una cultura nueva? las dudas son tanto más legítimas cuanto que los años de revolución social serán años de una cruel lucha de clases, donde las destrucciones ocuparán más lugar que una nueva actividad constructora. en cualquier caso, la energía del proletariado se gastará principalmente en conquistar el poder, en mantenerlo, en fortificarlo y en utilizarlo para las necesidades más urgentes de la existencia y de la lucha ulterior. ahora bien, durante este período revolucionario, que encierra en límites tan estrechos la posibilidad de una edificación cultural planificada, el proletariado alcanzará su tensión más alta y la manifestación más completa de su carácter de clase. y a la inversa, cuanto más seguro esté el nuevo régimen frente a las perturbaciones militares y políticas, y cuando más favorables se vuelvan las condiciones de la creación cultural, tanto más se disolverá entonces el proletariado en la comunidad socialista, y se liberará de sus características de clase, es decir, dejará de ser el proletariado. en otros términos, durante el período de dictadura, no puede existir el problema de la creación de una cultura nueva, es decir, de la edificación histórica en el sentido más amplio; por contra, la edificación cultural no tendrá precedente en la historia cuando el puño de hierro de la dictadura no sea ya necesario, cuando no tenga carácter de clase. de ahí hay que concluir por regla general que no sólo no hay cultura proletaria, sino que no la habrá; y a decir verdad no hay motivo para lamentarlo: el proletariado ha tomado el poder precisamente para terminar de una vez por todas con la cultura de clase y para abrir la vía a una cultura humana. parece que olvidamos esto con demasiada frecuencia.
las referencias confusas sobre la cultura proletaria, por analogía y antítesis respecto a la cultura burguesa, se nutren de una asimilación excesivamente falta de crítica entre los destinos históricos del proletariado y los de la burguesía. el método banal, liberal en puridad, de las analogías históricas formales, nada tiene en común con el marxismo. no hay analogía real alguna entre el ciclo histórico de la burguesía y el de la clase obrera.
el desarrollo de la cultura burguesa ha comenzado muchos siglos antes de que la burguesía, mediante una serie de revoluciones, tomase el poder del estado. cuando la burguesía no era todavía más que el tercer estado, privado a medias de sus derechos, jugaba ya un gran papel, que sin cesar crecía en todos los dominios del desarrollo cultural. puede uno verlo, con particular nitidez, en la evolución de la arquitectura. las iglesias góticas no fueron construidas de pronto, bajo el impulso de una inspiración religiosa. la construcción de la catedral de colonia, su arquitectura y su escultura, resumen toda la experiencia arquitectónica de la humanidad desde el tiempo de las cavernas, y todos los elementos de esta experiencia concurren en un estilo nuevo que expresa la cultura de su época, es decir, en último análisis, la estructura y la técnica sociales de esa época. la antigua burguesía de las corporaciones y los gremios fue el verdadero constructor del gótico. al desarrollarse y al tomar fuerza, es decir, al enriquecerse, la burguesía sobrepasó consciente y activamente el gótico y comenzó a crear su propio estilo arquitectónico, pero ya no para las iglesias, sino para sus palacios. apoyándose en las conquistas del gótico, se volvió hacia la antigüedad, especialmente la romana, utilizó la arquitectura árabe, sometió todo a las condiciones y necesidades de la nueva vida urbana, y creó así el renacimiento (en italia, a fines del primer cuarto del siglo XV). los especialistas pueden contar, y cuentan en realidad, los elementos que el renacimiento debe a la antigüedad y los que debe al gótico, para ver de qué lado se inclina la balanza. en cualquier caso, el renacimiento no comienza antes de que la nueva clase social, una vez establecida culturalmente, no se sienta lo suficientemente fuerte para salir del yugo del arco gótico, para considerar el gótico y todo lo que lo había precedido como un material, y para someter los elementos técnicos del pasado a sus objetivos arquitectónicos. esto es igualmente válido para las restantes artes, con la diferencia de que en razón de su mayor flexibilidad, es decir, en razón de que dependen menos de los objetivos utilitarios y de los materiales, las artes “libres” no revelan la dialéctica del dominio y de la sucesión de los estilos con una fuerza tan convincente.
entre el renacimiento y la reforma, por un lado, que tenían por objeto crear las condiciones de existencia intelectual y política más favorables para la burguesía en la sociedad feudal, y, por otro, la revolución que transferirá el poder a la burguesía (en francia), han transcurrido de tres a cuatro siglos de crecimiento de las fuerzas materiales e intelectuales de la burguesía. la época de la gran revolución francesa y de las guerras que hizo nacer rebajó temporalmente el nivel material de la cultura. pero luego el régimen capitalista se afirmó como “natural” y “eterno”.
así, el proceso fundamental de acumulación de los elementos de la cultura burguesa y de su cristalización en un estilo específico ha sido determinado por las características sociales de la burguesía como clase poseedora, explotadora: no solamente se ha desarrollado materialmente en el seno de la sociedad feudal, vinculándose a éste de mil maneras y atrayendo hacia sí las riquezas, sino que también ha puesto de su parte a la intelligentsia, creando para sí puntos de apoyo culturales (escuelas, universidades, academias, periódicos, revistas) mucho tiempo antes de tomar posesión abiertamente del estado a la cabeza del tercero. basta con recordar aquí que la burguesía alemana, con su incomparable cultura técnica, filosófica, científica y artística, ha dejado el poder en las manos de una casta feudal y burocrática hasta 1918, y no decidió, o mejor dicho, no se vio obligada a tomar directamente el poder hasta que la osamenta material de la cultura alemana comenzó a caer convertida en polvo.
puede replicarse a esto que han sido precisos miles de años para crear el arte de la sociedad esclavista, y sólo algunos siglos para el arte burgués. ¿por qué entonces no iban a bastar algunas decenas de años para el arte proletario? las bases técnicas de la vida no son iguales hoy día, y por ello el ritmo es igualmente muy distinto. esta objeción, que a primera vista parece muy convincente, pasa en realidad de refilón junto al problema.
cierto que en el desarrollo de la nueva sociedad llegará un momento en que la economía, el edificio cultural, el arte, serán dotados de la mayor libertad de movimientos para avanzar. en cuanto al ritmo de este movimiento, no podemos en la actualidad más que soñarlo. en una sociedad que haya rechazado la áspera y embrutecedora preocupación por el pan cotidiano, en que los restaurantes comunitarios prepararán a elección de cada uno una alimentación buena, sana y apetitosa, en que las lavanderas comunales lavarán bien buena ropa para todos, en que los niños, todos los niños, estarán bien alimentados, serán fuertes y alegres, y absorberán los elementos fundamentales de la ciencia y del arte como absorben albúmina, el aire y el calor del sol, en que la electricidad y la radio no serán ya los procedimientos primitivos que hoy son, sino fuentes inagotables de energía concentrada que respondan a la presión de un botón, en que ya no habrá “bocas inútiles”, en que el egoísmo liberado del hombre -¡fuerza inmensa!- será totalmente dirigido hacia el conocimiento, la transformación y la mejora del universo, en una sociedad semejante la dinámica del desarrollo cultural no tendrá comparación alguna con lo que se ha conocido en el pasado. pero esto no vendrá sino tras un largo y difícil período de transición, que aún está casi entero delante de nosotros. precisamente aquí hablamos de ese período de transición.
nuestra época, la época actual, ¿no es dinámica? lo es, y en el más alto grado. pero su dinamismo se concentra en la política. la guerra y la revolución son dinámicas, pero la mayor parte de las veces en detrimento de la técnica y de la cultura. cierto que la guerra ha producido una larga serie de invenciones técnicas. pero la pobreza general que ha causado ha diferido para un largo período la aplicación práctica de estas invenciones que podían revolucionar la vida cotidiana. y lo mismo ocurre con la radio, la aviación y numerosos inventos químicos. por otro lado, la revolución crea las premisas de una nueva sociedad. pero lo hace con los métodos de la vieja sociedad, con la lucha de clases, la violencia, la destrucción y la aniquilación. si la revolución salva la sociedad y la cultura, pero en medio de la cirujía más cruel. todas las fuerzas activas están concentradas en la política, en la lucha revolucionaria. el resto es rechazado a segundo plano, y todo lo que obstaculiza el avance es pisoteado sin compasión. este proceso tiene evidentemente sus flujos y sus reflujos parciales: el comunismo de guerra ha dejado paso a la n.e.p., que a su vez pasa por diversas fases. pero en su esencia, la dictadura del proletariado no es la organización económica y cultural de una nueva sociedad, es un régimen militar revolucionario cuyo fin es luchar para la instauración de esa sociedad. no hay que olvidarlo. el historiador del futuro colocará probablemente el punto culminante de la viera sociedad en el 2 de agosto de 1914, cuando el poder exacerbado de la cultura burguesa sumió al mundo en el fuego y la sangre de la guerra imperialista. el comienzo de la nueva historia de la humanidad será probablemente datado el 7 de noviembre de 1917. y es probable que las etapas fundamentales del desarrollo de la humanidad se dividan poco más o menos así: la “historia” prehistórica del hombre primitivo; la historia de la antigüedad, cuyo desarrollo se apoyaba sobre la esclavitud; la edad media, fundada sobre la servidumbre; el capitalismo, con la explotación asalariada, y, por último, la sociedad socialista con el paso, que se hará, esperemos que sin dolor, a una comuna donde cualquier forma de poder habrá desaparecido. en cualquier caso, los veinte, treinta o cincuenta años que se tomará la revolución proletaria mundial entrarán en la historia como la transición más penosa de un sistema a otro, y de ninguna forma como una época independiente de cultura proletaria.
en los años de tregua actuales pueden nacer ilusiones sobre este punto en nuestra república soviética. hemos puesto los problemas culturales en la orden del día. al proyectar nuestras preocupaciones de hoy sobre un porvenir lejano, podemos llegar a imaginar una cultura proletaria. de hecho, por importante y vital que pueda ser nuestra edificación cultural, se sitúa enteramente bajo el signo de la revolución europea y mundial. no somos más que soldados en campaña. tenemos por ahora una jornada de reposo, y hemos de aprovecharla para lavar nuestra camisa, hacernos cortar el cabello y ante todo para limpiar y engrasar el fusil. toda nuestra actividad económica y cultural de hoy no es nada más que una cierta puesta en orden de nuestro equipo entre dos batallas, entre dos campañas. los combates decisivos están todavía delante de nosotros, y sin duda los hay también en un horizonte más alejado. los días que vivimos no son todavía la época de una cultura nueva, todo lo más el umbral de esa época. debemos tomar oficialmente posesión de los elementos más importantes de la vieja cultura en primer lugar, para poder al menos abrir la puerta a una cultura nueva.
esto resulta especialmente claro si se considera, como hay que hacer, el problema a su escala internacional. el proletariado era y sigue siendo la clase no poseedora. por eso mismo, la posibilidad para él de iniciarse en los elementos de la cultura burguesa que han entrado para siempre en el patrimonio de la humanidad es extremadamente restringida. en cierto sentido, se puede decir, porque es cierto, que el proletariado, al menos el proletariado europeo, ha tenido, también él, su reforma, sobre todo en la segunda mitad del siglo XIX, cuando, sin alcanzar aún directamente el poder del estado, logró su empeño de alcanzar las condiciones jurídicas más favorables a su desarrollo en el régimen burgués. pero, en primer lugar, para su período de “Reforma” (parlamentarismo y reformas sociales), que ha coincidido principalmente con el período de la II internacional, la historia ha concedido a la clase obrera aproximadamente tantos decenios como siglos a la burguesía. en segundo lugar, durante este período preparatorio, el proletariado en modo alguno se ha convertido en una clase más rica, no ha reunido entre sus manos ningún poder material; por el contrarío, desde el punto de vista social y cultural, se ha encontrado cada vez más desheredado. la burguesía llegó al poder completamente armada de la cultura de su tiempo. el proletariado no viene al poder más que armado completamente de una necesidad aguda de conquistar la cultura. después de apoderarse del poder, el proletariado tiene por primera tarea apoderarse del aparato de la cultura que antes servía a otros -industrias, escuelas, ediciones, prensa, teatros, etc.- y, gracias a este aparato, abrirse el camino de la cultura.
en rusia nuestra tarea es complicada por la pobreza de nuestra tradición cultural y por las destrucciones materiales debidas a los sucesos de los diez últimos años. tras la conquista del poder y casi seis años de lucha por su conservación y su reforzamiento, nuestro proletariado está obligado a emplear todas sus fuerzas en crear las condiciones materiales de existencia más elementales y a iniciarse él mismo literalmente en el a,b,c de la cultura. si nos fijamos por tarea liquidar el analfabetismo de aquí al décimo aniversario del poder soviético, no es porque falten motivos.
quizá alguien objete que doy a la noción de cultura proletaria un sentido demasiado amplio. si no puede haber una cultura proletaria total, plenamente desarrollada, la clase obrera podría, sin embargo, triunfar en su objetivo de poner su huella sobre la cultura antes de disolverse en la sociedad comunista. una objeción de este género debe ser ante todo observada como una desviación grave respecto a la posición de la cultura proletaria. que el proletariado, durante la época de su dictadura, deba marcar la cultura con su huella es indiscutible. sin embargo, está muy lejos de eso una cultura proletaria si se entiende por ello un sistema desarrollado e interiormente coherente de conocimiento y de técnicas en todos los terrenos de la creación material y espiritual. el único hecho que, por primera vez, decenas de millones de hombres sepan leer y escribir y conozcan las cuatro reglas constituirá un acontecimiento cultural, y de la mayor importancia. la nueva cultura, por esencia, no será aristocrática, no será reservada a una minoría privilegiada, sino que será una cultura de masa, universal, popular. la cantidad se transformará también ahí en calidad: el crecimiento del carácter de masa de la cultura elevará su nivel y modificará todos sus aspectos. este proceso no se desarrollará más que a través de una serie de etapas históricas. con cada éxito en este camino, los lazos internos que hacen del proletariado una clase se relajarán y, en consecuencia, el terreno para una cultura proletaria desaparecerá.
pero ¿y las capas superiores de la clase obrera? ¿su vanguardia ideológica? ¿no puede decirse que en este medio, aunque sea restringido, se asiste desde ahora al desarrollo de una cultura proletaria? ¿no tenemos la academia socialista? ¿ni profesores rojos? algunos cometen el error de plantear la cuestión de esta forma tan abstracta. se conciben las cosas como si fuera posible crear una cultura proletaria con métodos de laboratorio. de hecho, la trama esencial de la cultura está tejida por las relaciones e interacciones que existen entre la intelligentsia de la clase y la clase misma. la cultura burguesa -técnica, política, filosófica y artística- ha sido elaborada en la interacción de la burguesía y de sus inventores, dirigentes, pensadores y poetas. el lector creaba al escritor, y el escritor al lector. esto es válido en un grado infinitamente mayor para el proletariado porque su economía, su política y su cultura no se pueden construir más que sobre la iniciativa creadora de las masas. para el porvenir inmediato, sin embargo, la tarea principal de la intelligentsia proletaria no está en la abstracción de una nueva cultura -cuya base falta incluso ahora-, sino en el trabajo cultural más concreto; ayudar de forma sistemática, planificada, y por supuesto crítica, a las masas atrasadas a asimilar los elementos indispensables de la cultura ya existente. no se puede crear una cultura de clase a espaldas de la clase. ahora bien, para edificar esta cultura en cooperación con la clase, en estrecha relación con su trayectoria histórica general, es necesario... construir el socialismo, o al menos sus grandes líneas. en esta vía, las características de clase de la sociedad no irán acentuándose, sino, por el contrario, reduciéndose poco a poco hasta cero, en proporción directa con los éxitos de la revolución. la dictadura del proletariado es liberadora en el sentido de que es un medio provisional -muy provisional- para desbrozar la vía y sentar las bases de una sociedad sin clases y de una cultura basada en la solidaridad.
para explicar más concretamente la idea de “período de edificación cultural” en el desarrollo de la clase obrera, consideremos la sucesión histórica no de las clases, sino de las generaciones. decir que adoptan la sucesión unas de otras -cuando la sociedad progresa y no cuando es decadente- significa que cada una de ellas añade su aportación a lo que la cultura ha acumulado hasta entonces. pero antes de poder hacerlo, cada generación nueva debe atravesar por un período de aprendizaje. se apropia de la cultura existente y la transforma a su manera, haciéndola más o menos diferente de la cultura de la generación precedente. esta apropiación no es aún creadora, es decir, creación de nuevos valores culturales, sino solamente una premisa para ella. en cierta medida, lo que acabo de decir puede aplicarse al destino de las masas trabajadoras que se elevan al nivel de la creación histórica. sólo hay que añadir que antes de salir del estadio de aprendizaje cultural, el proletariado habrá cesado de ser el proletariado. recordemos una vez más que la capa superior, burguesa, del tercer estado hizo su aprendizaje bajo el techo de la sociedad feudal; que aún en el seno de ésta había superado, desde el punto de vista cultural, a las viejas castas dirigentes y que se había convertido en el motor de la cultura antes de acceder al poder. las cosas son muy distintas con el proletariado en general y con el proletariado ruso en particular; ha sido forzado a tomar el poder antes de haberse apropiado de los elementos fundamentales de la cultura burguesa; ha sido forzado a derribar la sociedad burguesa por la violencia revolucionaria precisamente porque esta sociedad le impedía el acceso a la cultura. la clase obrera se esfuerza por transformar su aparato de estado en una potente bomba para apagar la sed cultural de las masas. es una tarea de un alcance histórico inmenso. pero si no se quiere emplear las palabras a la ligera, todavía no es ésta la creación de una cultura proletaria propia. “cultura proletaria”, “arte proletario”, etc., en tres de cada diez casos estos términos son empleados entre nosotros sin espíritu crítico para designar la cultura y el arte de la próxima sociedad comunista; en dos de diez casos, para indicar el hecho de que grupos particulares del proletariado adquieren ciertos elementos de la cultura proletaria; y por último, en cinco de cada diez casos, es un amasijo confuso de ideas y de términos sin pies ni cabeza.
he aquí un ejemplo reciente, sacado de entre otros cien, de un empleo visiblemente descuidado, erróneo y peligroso de la expresión “cultura proletaria”: “la base económica y el sistema de superestructuras que te corresponde, escribe el camarada sizov, forman la característica cultural de una época (feudal, burguesa, proletaria)”. de este modo la época cultural proletaria se sitúa aquí en el mismo plano que la época burguesa. ahora bien, lo que ahí se llama época proletaria no es más que el breve paso de un sistema social y cultural a otro, del capitalismo al socialismo. la instauración del régimen burgués ha sido precedido igualmente por una época de transición, pero contrariamente a la revolución burguesa, que se ha esforzado, no sin éxito, de perpetuar la dominación de la burguesía, la revolución proletaria tiene por objeto liquidar la existencia del proletariado en tanto que clase en un plazo lo más breve posible. este plazo depende directamente de los logros de la revolución. ¿no es sorprendente que se pueda olvidar y se sitúe la época de la cultura proletaria en el mismo plano que la de la cultura feudal o burguesa?
si esto es así, ¿se deduce que no tenemos ciencia proletaria? ¿no podemos decir que la concepción materialista de la historia y la crítica marxista de la economía política constituyan los elementos científicos inestimables de una cultura proletaria? ¿no hay una contradicción?
por supuesto, la concepción materialista de la historia y la teoría del valor tienen una importancia inmensa tanto como arma de clase del proletariado como para la ciencia en general. hay más ciencia verdadera sólo en el manifiesto del partido comunista que en bibliotecas enteras repletas de compilaciones, especulaciones y fabricaciones profesorales sobre la filosofía de la historia. ¿puede decirse por ello que el marxismo constituye un producto de la cultura proletaria? ¿y puede decirse que ya utilizamos efectivamente el marxismo no sólo en las luchas políticas, sino también en los problemas científicos generales?
marx y engels salieron de las filas de la democracia pequeño-burguesa y es evidentemente la cultura de ésta la que los formó, y no una cultura proletaria. si no hubiese existido la clase obrera, con sus huelgas, sus luchas, sus sufrimientos y sus revueltas, no habría habido comunismo científico, porque no habría habido necesidad histórica de él. la teoría del comunismo científico ha sido enteramente edificada sobre la base de la cultura científica y política burguesa, pese a que haya declarado a esta última una lucha no para la vida, sino una lucha a muerte. bajo los golpes de las contradicciones capitalistas, el pensamiento universalizador de la democracia burguesa se ha alzado, en sus representantes más audaces, más honestos y más clarividentes, hasta una genial negación de sí misma, armada con todo el arsenal crítico de la ciencia burguesa. Tal es el origen del marxismo.
el proletariado ha encontrado en el marxismo su método, pero no al primer golpe, y ni siquiera hoy todavía completamente. muy lejos de ello. hoy, este método sirve principalmente, casi en exclusiva, a fines políticos. el desarrollo metodológico del materialismo dialéctico y su larga aplicación al conocimiento son aún enteramente del dominio del porvenir. sólo en una sociedad socialista el marxismo dejará de ser sólo un instrumento de lucha política para convertirse en un método de creación científica, el elemento y el instrumento esenciales de la cultura espiritual. www.marxismo.org
resulta incontestable que toda ciencia refleja más o menos las tendencias de la clase dominante. cuando más estrechamente se vincula una ciencia a las tareas prácticas de dominación de la naturaleza (la física, la química, las ciencias naturales en general), tanto mayor es su aporte humano, fuera de consideraciones de clase. cuanto más profundamente se liga una ciencia al mecanismo social de la explotación (la economía política) o cuanto más abstractamente generaliza la experiencia humana (como la psicología, no es su sentido experimental y fisiológico, sino en el sentido denominado “filosófico”), tanto más se subordina al egoísmo de clase de la burguesía, y tanto menos importa su contribución a la suma general del conocimiento humano. el terreno de las ciencias experimentales conoce a su vez diferentes grados de integridad y de objetividad científica, en función de la amplitud de las generalizaciones que se hacen. por regla general, las tendencias burguesas se desarrollan más libremente en las altas esferas de la filosofía metodológica, de la “concepción del mundo”. por ello es necesario limpiar el edificio de la ciencia de abajo arriba, o más exactamente desde arriba hasta abajo, porque hay que comenzar por los pisos superiores. sería, sin embargo, ingenuo pensar que el proletariado, antes de aplicar a la edificación socialista la ciencia heredada de la burguesía, deba someterla por completo a una revisión crítica. sería aproximadamente lo mismo que decir, con los moralistas utópicos: antes de construir una sociedad nueva, el proletariado debe elevarse a la altura de la moral comunista. de hecho, el proletariado transformará radicalmente la moral, tanto como la ciencia, sólo después de que haya construido la sociedad nueva, aunque sólo estén elaboradas sus líneas maestras. ¿no caemos ahí en un círculo vicioso? ¿cómo construir una sociedad nueva con la ayuda de la vieja ciencia y de la vieja moral? se necesita un poco de dialéctica, de esa misma dialéctica que esparcimos profusamente en la poesía lírica, en la administración y en la sopa de verduras y el puré. para empezar a trabajar, la vanguardia proletaria tiene necesidad absoluta de ciertos puntos de apoyo, de ciertos métodos científicos susceptibles de liberar la conciencia del yugo ideológico de la burguesía; en parte ya los posee, en parte debe aún adquirirlos. ha experimentado su método fundamental en numerosas batallas y en las condiciones más diversas. pero eso está muy lejos aún de una ciencia proletaria. la clase revolucionaria no puede interrumpir su combate porque el partido no ha decidido todavía si debe aceptar o no la hipótesis de los electrones y de los iones, la teoría psicoanalítico de freud, la genética, los nuevos descubrimientos matemáticos de la relatividad, etc. evidentemente, después de haber conquistado el poder, el proletariado tendrá posibilidades mucho mayores para asimilar la ciencia y revisarla. pero también en este caso es más fácil decir las cosas que hacerlas. no se trata de que el proletariado aplace la edificación del socialismo hasta que sus nuevos sabios, muchos de los cuales tienen hoy los pantalones rotos, hayan verificado y depurado todos los instrumentos y todas las vías del conocimiento. rechazando lo que es manifiestamente inútil, falso, reaccionario, el proletariado utiliza en los diversos dominios de su obra de edificación los métodos y los resultados de la ciencia actual, adoptándolos necesariamente con el porcentaje de elementos de clase, reaccionarios, que contienen. el resultado práctico se justificará en el conjunto porque la práctica, sometida al control de los objetivos socialistas, operará gradualmente una verificación y una selección de la teoría, de sus métodos y de sus conclusiones. mientras tanto, habrán crecido los sabios educados en condiciones nuevas. de cualquier modo, el proletariado deberá llevar su obra de edificación socialista hasta un nivel bastante elevado, es decir, hasta una satisfacción real de las necesidades materiales y culturales de la sociedad, antes de poder emprender la limpieza general de la ciencia, desde arriba hasta abajo. no quiero decir nada con esto contra el trabajo de crítica marxista que numerosos círculos y seminarios se esfuerzan por realizar en diversos campos. este trabajo es necesario y fructífero. de todas maneras, debe ser extendido y profundizado. debemos conservar, sin embargo, el sentido marxista de la medida para apreciar el peso específico que tienen hoy estas experiencias y estas tentativas por relación a la dimensión general de nuestro trabajo histórico.
lo que precede ¿excluye la posibilidad de ver surgir de las filas del proletariado, mientras que esté en período de dictadura revolucionaria, de eminentes sabios, inventores, dramaturgos y poetas? por nada del mundo. pero sería actuar muy a la ligera dar el nombre de cultura proletaria a las realizaciones, incluso las más valiosas, de representantes individuales de la clase obrera. la noción de cultura no debe ser cambiada en calderilla de uso individual, y no se pueden definir los progresos de la cultura de una clase por los pasaportes proletarios de tales o cuales inventores o poetas. la cultura es la suma orgánica de conocimiento y de técnicas que caracteriza a toda la sociedad, o al menos a su clase dirigente. abarca y penetra todos los dominios de la creación humana, y los unifica en un sistema. las realizaciones individuales se desarrollan por encima de este nivel y lo elevan gradualmente.
esta relación orgánica ¿existe entre nuestra poesía proletaria de hoy y la actividad cultural de la clase obrera en su conjunto? es evidente que no. Individualmente o por grupos, los obreros se inician en el arte que ha sido creado por la intelligentsia burguesa y se sirven de su técnica, por el momento de una forma bastante eléctrica. ¿es con el fin de dar una expresión a su mundo interior, propio, proletario? no, por supuesto, y muy lejos de ello. la obra de los poetas proletarios carece de esa cualidad orgánica que no puede provenir más que de una relación íntima entre el arte y el desarrollo de la cultura en general. son obras literarias de proletarios dotados o con talento, pero no la literatura proletaria. ¿será, sin embargo, una de sus fuentes?
naturalmente, en el trabajo de la generación actual se encuentran numerosos gérmenes, raíces, fuentes donde algún erudito futuro, aplicado y diligente, se remontará a partir de los diversos sectores de la cultura del futuro, igual que los actuales historiadores del arte se remontan del teatro de lbsen a los misterios religiosos, o del impresionismo y del cubismo a las pinturas de los monjes. en la economía del arte, como en la de la naturaleza, nada se pierde y todo está ligado. pero de hecho, concretamente en la vida, la producción actual de los poetas salidos del proletariado está aún lejos de desarrollarse en el mismo plano que el proceso que prepara las condiciones de la futura cultura socialista, es decir, el proceso de elevación de las masas.
el camarada dubovskoi ha puesto frente a él, y al parecer contra él, a un grupo de poetas proletarios con un artículo en el que, al lado de ideas en mi opinión discutibles, expresa una serie de verdades en realidad algo amargas, pero incontestables en lo esencial*. el camarada dubovskoi llega a la conclusión de que la poesía proletaria no se encuentra en el grupo “kuznitsa” [la fragua], sino en los periódicos murales de las fábricas, con sus autores anónimos. hay ahí una idea justa, aunque esté expresada de forma paradójica. podría decirse con igual razón que los shakespeare y los goethe proletarios están en este momento a punto de correr con los pies desnudos hacia alguna escuela primaria. es incontestable que el arte de los poetas de fábrica está orgánicamente mucho más ligado con la vida, con las preocupaciones cotidianas y los intereses de la casa obrera. pero eso no es una literatura proletaria. es sólo la expresión escrita del proceso molecular de elevación cultural del proletariado. más arriba hemos explicado que no es lo mismo. los corresponsales obreros de los periódicos, los poetas locales, los críticos cumplen un gran trabajo cultural que desbroza el terreno y lo prepara para las futuras semillas. pero la cosecha cultural y artística requerida será ¡afortunadamente! - socialista, y no “proletaria”.
el camarada pletnev, en un interesante artículo* sobre “las vías de la poesía proletaria”, emite la idea de que las obras de los poetas proletarios, independientemente de su valor artístico, son ya importantes por el hecho de su vínculo directo con la vida de la clase. a partir de ejemplos de poesía proletaria, el camarada pletnev muestra de forma bastante convincente los cambios en el estado de ánimo de los poetas proleta relación con el desarrollo general de la vida y de las luchas del proletariado. igualmente, el camarada pletnev demuestra que los productos de la poesía proletaria -no todos, pero sí muchos- son importantes documentos de la historia de la cultura. lo cual no quiere decir que sean documentos artísticos. “que esos poemas sean flojos, de forma antigua, llenos de faltas, lo admito -escribe pletnev a propósito de un poeta obrero que se ha alzado desde los sentimientos religiosos a un espíritu revolucionara militante-, pero ¿no marcan el camino del progreso para el poeta proletario?”. evidentemente: incluso flojos, incluso incoloros, incluso llenos de faltas, los versos pueden marcar la vía del progreso político de un poeta y de una clase y tener una significación inmensa como síntoma cultural. sin embargo, los poemas flojos, y más aún los que ponen de relieve la ignorancia del poeta, no pertenecen a la poesía proletaria simplemente porque no son poesía.
es muy interesante observar que, al trazar el paralelo de la evolución política de los poetas obreros y el progreso revolucionario de la clase obrera, el camarada pletnev comprueba acertadamente que desde hace algunos años, y sobre todo desde los comienzos de la n.e.p., los escritores emergen de la clase obrera. el camarada pletnev explica la “crisis de la poesía proletaria” -que va acompañada de una tendencia al formalismo y... al filisteísmo- por la insuficiente formación política de los poetas y la escasa atención que les concede el partido. de lo cual resulta, dice pletnev, que los poetas “no han resistido a la colosal presión de la ideología burguesa: han cedido o están a punto de ceder a ella”. esta explicación es, evidentemente, insuficiente. ¿qué “colosal presión de la ideología burguesa” puede haber entre nosotros? no hay que exagerar. no discutiremos para saber si el partido habría podido hacer más en favor de la poesía proletaria, o no. eso no basta para explicar la falta de fuerza de resistencia de esta poesía, de igual modo que esa falta de fuerza no está compensada por una violenta gesticulación “de clase” (en el estilo del manifiesto de “kuznitsa”). el fondo de la cuestión es que en el período prerrevolucionario y en el primer período de la revolución los poetas proletarios consideraban la versificación no como un arte que tiene sus propias leyes, sino como uno de los medios de quejarse de su triste suerte o de exponer sus sentimientos revolucionarios. los poetas proletarios no han abordado, la poesía como un arte y un oficio más que en estos últimos años, una vez que se relajó la tensión de la guerra civil. de pronto apareció que en la esfera del arte el proletariado no había creado aún medio cultural alguno, mientras que la intelligentsia burguesa tiene el suyo, sea bueno o malo. el hecho esencial no es aquí que el partido o sus dirigentes no hayan “ayudado suficientemente”, sino que las masas no estaban artísticamente preparadas; y el arte, como la ciencia, exige una preparación. nuestro proletariado posee su cultura política -en cantidad suficiente para asegurar su dictadura-, pero no tiene cultura artística. mientras los poetas proletarios caminaban en las filas de las formaciones de combate comunes, sus versos, como ya hemos dicho, conservaban un valor de documentos revolucionarios. cuando tuvieron que enfrentarse a problemas de oficio y de arte comenzaron, voluntaria o involuntariamente, a buscarse un nuevo medio. no hay, por tanto, simplemente una falta de atención, sino un condicionamiento histórico profundo. lo cual no significa en modo alguno, sin embargo, que los poetas obreros que han entrado en ese período de crisis estén definitivamente perdidos para el proletariado. esperamos que por lo menos algunos de ellos saldrán fortalecidos de esa crisis. una vez más, esto no quiere decir tampoco que los grupos de poetas obreros de hoy estén destinados a sentar las bases inquebrantables de una nueva y gran poesía. nada de eso. verosímilmente, será un privilegio de las generaciones futuras, que también tendrán que atravesar sus períodos de crisis, porque habrá todavía durante mucho tiempo muchas desviaciones de grupos y de círculos, muchas dudas y errores ideológicos y culturales, cuya causa profunda reside en la falta de madurez cultural de la clase obrera.
el solo aprendizaje de la técnica literaria es una etapa indispensable y que requiere tiempo. la técnica se hace notar de forma más acusada en aquellos que no la poseen. puede decirse de muchos jóvenes proletarios con toda exactitud que no son ellos los que dominan la técnica, sino que es la técnica la que les domina a ellos. en algunos, en los de más talento, no es más que una crisis de crecimiento. en cuanto a aquellos que no podrán convertirse en dueños de la técnica, parecerán siempre “artificiales”, imitadores e incluso bufones. pero sería excesivo concluir de ello que los obreros no necesitan de la técnica del arte burgués. sin embargo, muchos caen en este error: “dadnos -dicen- algo que sea nuestro, incluso algo detestable, pero que sea, nuestro.” esto es falso y falaz. el arte detestable no es arte y por tanto los trabajadores no tienen necesidad de ello. quien se conforma con “lo detestable”, quien lleva en él, en el fondo, una buena porción de desprecio por las masas, es muy importante para esa especie particular de políticos que nutren una desconfianza orgánica en la fuerza de la clase obrera pero que la halagan y glorifican cuando “todo va bien”. detrás de los demagogos, los inocentes sinceros repiten esta fórmula de simplificación pseudoproletaria. eso no es marxismo, sino populismo reaccionario, teñido apenas de ideología “proletaria”. el arte destinado al proletariado no puede ser un arte de segunda categoría. hay que aprender, a pesar del hecho de que los “estudios” -que se hacen obligatoriamente entre el enemigo- impliquen un cierto peligro. hay que aprender, y la importancia de organizaciones como el proletkult, por ejemplo, debe medirse no por la velocidad con que crean una nueva literatura, sino por la contribución que aportan a la elevación del nivel literario de la clase obrera, comenzando por sus capas superiores.
términos tales como “literatura proletaria” y “cultura proletaria” son peligrosos porque reducen artificialmente el porvenir cultural al marco estrecho del presente, porque falsean las perspectivas, porque violan las proporciones, porque desnaturalizan los criterios y porque cultivan de forma muy peligrosa la arrogancia de los pequeños círculos.
si se rechaza el término “cultura proletaria”, ¿qué hacer entonces con... el “proletkult”? convengamos en que proletkult significa “actividad cultural del proletariado”, es decir, lucha encarnizada por elevar el nivel cultural de la clase obrera. en verdad que la importancia del proletkult no disminuirá ni un ápice por esta interpretación.

                                                                           * * *
en su declaración programática, que ya hemos citado de pasada, los escritores proletarios de “kuznitsa” proclaman que “el estilo es la clase” y que por tanto los escritores de un origen social distinto no pueden crear un estilo artístico que corresponda con la naturaleza del proletariado. de ahí parece deducirse que el grupo “kuznitsa”, que es proletario a un tiempo por su composición y por su tendencia, está a punto de crear precisamente el arte proletario.
“el estilo es la clase”. Sin embargo, el estilo no nace completamente al mismo tiempo que la clase. una clase encuentra su estilo por caminos extremadamente complejos. sería muy simple que un escritor pudiera, por el mero hecho de ser un proletario fiel a su clase, instalarse en la encrucijada y declarar: “yo soy el estilo del proletariado.”
“el estilo es la clase”, y no sólo en arte, sino ante todo en política. ahora bien, la política es el único terreno en que el proletariado ha creado efectivamente su propio estilo. ¿cómo? no mediante ese simple silogismo: cada clase tiene su estilo, el proletariado es una clase, y encarga a determinado grupo proletario formular su estilo político. no, el camino fue hecho más complejo. la elaboración de la política proletaria ha pasado por las huelgas económicas, por la lucha, por el derecho de coalición, por los utopistas ingleses y franceses, por la participación de los obreros en los combates revolucionarios bajo la dirección de la democracia burguesa, por el manifiesto del partido comunista, por la creación de la socialdemocracia, que, sin embargo, en el curso de los acontecimientos se sometió al “estilo” de otras clases, por la escisión de la socialdemocracia y la separación de los comunistas, por la lucha de los comunistas por el frente único, y por una serie de etapas que aún están por venir. todo lo que le queda de energía al proletariado después de lo que ha hecho frente a las exigencias elementales de la vida ha ido y va encaminada a la elaboración de ese “estilo” político. mientras que la ascensión histórica de la burguesía tuvo lugar con una igualdad relativa en todos los dominios de la vida social, la burguesía al enriquecerse, al organizarse, al formarse filosófica y estéticamente, y al acumular hábitos de dominio, para el proletariado, como clase económicamente desheredada, todo el proceso de autodeterminación toma un carácter político revolucionario intensamente unilateral, que encuentra su más alta expresión en el partido comunista.
si se quisiera comparar la ascensión artística del proletariado a su ascensión política, habría que decir que en el terreno del arte nos encontramos actualmente más o menos en el período en que los primeros movimientos, todavía impotentes, de las masas coincidían con los esfuerzos de la intelligentsia y de algunos obreros por construir sistemas utópicos.
deseamos de todo corazón a los poetas de “kuznitsa” que aporten su parte a la creación del arte del porvenir, que será, si no proletario, al menos socialista. pero en el estado actual, extremadamente primitivo, de este proceso sería un error imperdonable conceder a “kuznitsa” el monopolio de la expresión del “estilo proletario”. la actividad de "kuznitsa" en relación con el proletariado se sitúa, en un principio, en el mismo plano que la de lef, que la de krug y que la de otros grupos que se esfuerzan por dar una expresión artística a la revolución. honestamente no sabemos cuál de estas contribuciones se revelará como más importante. en numerosos poetas proletarios la influencia del futurismo, por ejemplo, es indiscutible. el gran talento de kazin está impregnado de elementos de la técnica futurista, bezimensky es una esperanza.
la declaración de “kuznitsa” pinta la situación actual en el terreno del arte con trazos muy sombríos y acusadores: “la n.eep., como etapa de la revolución, ha aparecido en el ambiente de un arte que se parece a las gesticulaciones de los gorilas...” “y todo eso está pagado con subvenciones... no hay bielinsky. por encima del desierto del arte, el crepúsculo... pero nosotros elevamos nuestra voz y desplegamos la bandera roja...”, etc. del arte proletario se habla en términos extremadamente enfáticos, es decir, grandilocuentes, en parte como arte del futuro, y en parte como arte del presente: “la clase obrera, monolítica, crea un arte únicamente a su imagen y semejanza. su lengua particular, de sonoridades diversas, alta en colores, rica en imágenes, favorece con su simplicidad, con su claridad, con su precisión, la fuerza de un gran estilo.” si ello es así, ¿de dónde viene entonces el desierto del arte, y por qué precisamente por encima de él se yergue el crepúsculo? esta contradicción evidente no puede tener más que una explicación: el arte protegido por el gobierno soviético, que es un desierto invadido por el crepúsculo, los autores de la declaración oponen un arte proletario “de gran envergadura y de gran estilo” que, sin embargo, no goza de la consideración necesaria porque ya no hay “bielinsky” y porque en el lugar de los bielinskys hay algunos “camaradas publicistas salidas de nuestras filas y habituados a llevar las bridas de todo”. con riesgo de quedar yo también algo incluido en la orden de la brida, debo decir, sin embargo, que la declaración de “kuznitsa” habla de sí como del portador exclusivo del arte revolucionario, exactamente en los mismos términos que los futuristas, que los imaginistas, que los “hermanos serapion” y que los demás. ¿dónde está, camaradas, este “arte de envergadura, de gran estilo, ese arte monumental?” ¿dónde? pensad en la obra de tal o cual poeta de origen proletario –y lo que evidentemente necesitamos ahora es un trabajo de crítica atenta, estrictamente individualizada-: no hay arte proletario. no hay que jugar con las grandes palabras. no es cierto que exista un arte proletario, y menos que sea de gran envergadura ni monumental. ¿dónde estaría? ¿en quién? los poetas proletarios hacen su aprendizaje e, incluso sin recurrir a los métodos microscópicos de la escuela formalista, se puede definir, como hemos dicho, la influencia ejercida en ellos por otras escuelas, y ante todo por los futuristas. no es esto un reproche, porque ahí no hay pecado. pero ninguna declaración llegará a crear un estilo proletario monumental.
“no hay bielinskys”, lamentan nuestros autores. si tuviéramos que presentar la prueba jurídica de que la actividad de “kuznitsa” está penetrada del estado de ánimo que reina en ese pequeño mundo cerrado, en los restringidos círculos, en las pequeñas escuelas de la intelligentsia, la encontraríamos en esta triste fórmula: “no hay bielinskys.” evidentemente, no se refieren con ello a Bielinsky como persona, sino como representante de esa dinastía de críticos rusos inspiradora y guía de la vieja literatura. nuestros amigos de “kuznitsa” no se han dado cuenta de que esa dinastía ha dejado de existir, precisamente después de que la masa proletaria haya ascendido a la escena política. por uno de sus lados, y precisamente por el más importante, plejanov fue el bielinsky marxista, el último representante de esta noble dinastía de publicistas. por lo que atañe a la literatura, los bielinskys abrían respiraderos en la opinión pública de su época. tal fue su papel histórico. la crítica literaria reemplazaba a la política, y la preparaba. y lo que en bielinsky y en los demás representantes de la crítica radical no eran más que alusiones, ha recibido en nuestra época la carne y la sangre de octubre, se ha convertido en la realidad soviética. si bielinsky, chernichevsky, dobroljubov, pisarev, mijailovsky y plejanov fueron, cada uno a su manera, los inspiradores públicos de la literatura y, más aún, los inspiradores literarios de la opinión pública naciente, ¿es que ahora toda nuestra opinión pública, con su política, su prensa, sus reuniones, sus instituciones no aparece como el intérprete suficiente de sus propias vías? toda nuestra vida social está situada bajo un proyector: el marxismo ilumina todas las etapas de nuestra lucha, cada una de nuestras instituciones está sometida en todas sus partes al fuego graneado de la crítica. en estas condiciones pensar en bielinsky con suspiros de pesar es revelar -¡ay, ay!- un espíritu de renuncia propio de los pequeños círculos intelectuales, al estilo (que nada tiene de monumental) de algún populista de izquierdas lleno de piedad, como ivanov-razumnik. “no hay bielinskys”. pero, en fin, bielinsky era mucho menos un crítico literario que un guía de la opinión en su época. y si vissarion bielinsky pudiera vivir en nuestros días, sería probablemente -no se lo ocultaremos a “kuznitsa”- miembro... del politburó. y quizá llevara las cosas con bridas relajadas. ¿no se quejaba, en efecto, de que él, cuya naturaleza era aullar como un chacal, debía hacer oír notas melodiosas?

                                                                           * * *
no es totalmente casual que la poesía de los pequeños círculos, en sus esfuerzos por vencer su soledad, caiga en el romanticismo soso del “cosmismo”. la idea es poco más o menos así: hay que sentir el mundo como unidad, y a uno mismo como una parte activa de esa unidad, con la perspectiva de dirigir más tarde no sólo la tierra, sino todo el cosmos. todo esto, por supuesto, es realmente soberbio y terriblemente grande. nosotros éramos simples habitantes de kursk o de kaluga, acabamos de conquistar toda rusia, y marchamos ahora hacia la revolución mundial. ¿vamos a contentarnos con “límites planetarios”? pongamos inmediatamente al círculo proletario sobre el barril del universo. ¿qué hay más simple? sabemos hacerlo, y no tenemos a nadie.
el cosmismo parece, o puede parecer, extremadamente audaz, potente, revolucionario, proletario. de hecho, se encuentran en el cosmismo elementos que confinan con la deserción: se huye de los difíciles problemas terrestres -que son particularmente graves en el terreno del arte- para refugiarse en las esferas interestelares. por eso mismo, el cosmismo muestra un parentesco a todas luces inesperado con el misticismo. en efecto, querer introducir en su concepción artística del mundo el reino de las estrellas, y no sólo de modo contemplativo, sino en cierta forma activa, es, independientemente incluso de los conocimientos que se puedan tener de astronomía, una tarea muy ardua y en cualquier caso de una urgencia poco visible. por último, se deja traslucir que si los poetas se convierten en “cosmistas” no es porque la población de la vía láctea golpee imperiosamente a su puerta y exija de ellos una respuesta, sino porque los problemas terrestres, al prestarse con tanta dificultad a la expresión artística, les incitan a tratar de saltar en el mundo del más allá. sin embargo, no basta con titularse “cosmista” para coger las estrellas del cielo. tanto menos cuanto que en el universo hay mucho más de vacío interestelar que de estrellas. esta tendencia dudosa que tienen para colmar las lagunas de su concepción del mundo y de su obra artística por la materia sutil de los espacios interestelares, peligra con llevar a algunos cosmistas a la más sutil de las materias, al espíritu santo, en el que reposan va suficientemente los difuntos poetas.
los nudos corredizos y los lazos lanzados sobre los poetas proletarios son tanto más peligrosos cuanto que estos poetas son muy jóvenes, y algunos de ellos apenas han salido de la adolescencia. en su mayoría es la revolución victoriosa la que los ha despertado a la poesía. han entrado en la hombredad sin estar todavía formados, llevados por las alas de la espontaneidad, del torbellino y del huracán...
a fin de cuentas, esta embriaguez primitiva se apoderó también de escritores completamente burgueses, que la pagaron en seguida con una resaca reaccionaria y mística, y todo lo que se quiera en ese sentido. las verdaderas dificultades y las auténticas pruebas comenzaron cuando el ritmo de la revolución disminuyó, cuando los objetivos se hicieron más nebulosos, y cuando no bastó ya nadar en la corriente, tragar agua y hacer gorgoritos, sino que había que dar pruebas de circunspección, retraerse y hacer balance de la situación. fue entonces cuando se vieron tentados: ¡adelante, hacia el cosmos! ¿y la tierra? como para los místicos, también puede ser para los “cosmistas” un simple trampolín.
los poetas revolucionarios de nuestra época necesitan hallarse bien templados, y aquí más que en ninguna parte el temple moral es inseparable del temple intelectual. necesitan una concepción del mundo, y por tanto una concepción del arte cerrada, flexible, alimentada por hechos. para comprender el período de tiempo en que vivimos no sólo de una manera diaria, sino real, profundamente, hay que conocer el pasado de la humanidad, su vida, su trabajo, sus luchas, sus esperanzas, sus derrotas y sus éxitos. ¡la astronomía y la cosmogonía son cosas excelentes! pero antes que nada es la historia de la humanidad lo que hay que conocer, y la vida contemporánea en sus diversas leyes y en su realidad original y personal.

                                                                             * * *
es curioso comprobar que quienes fabrican las fórmulas abstractas de la poesía proletaria pasan habitualmente de largo junto a un poeta que, más que cualquier otro, tiene derecho al título de poeta de la rusia revolucionaria. la definición de sus tendencias y de sus bases sociales no exige método crítico complicado: demyan biedny está ahí todo entero, de una sola pieza. no es un poeta que se haya acercado a la revolución, que haya descendido hasta ella, que la haya aceptado: es un bolchevique cuya arma es la poesía. y en esto precisamente reside la fuerza excepcional de demyan. para él, la revolución no es una materia de creación, es la instancia más alta, la que le ha colocado en su puesto. su obra es un servicio social no sólo “a fin de cuentas”, como se dice para el arte en general, sino también subjetivamente, en la conciencia del poeta mismo. y esto desde los primeros días de su servicio histórico. se integró en el partido, creció con él, pasó por las diferentes etapas de su desarrollo, aprendió día a día a pensar y sentir con la clase obrera y a reproducir ese mundo de pensamientos y de sentimientos en forma concentrada en el lenguaje de los versos, unas veces con la malicia de las fábulas, otras con la melancolía de las canciones o la audacia de las coplillas satíricas, otras indignándose, otras lanzando vibrantes arengas. ningún dilentantismo hay en su cólera y en su odio. odia con el odio bien claro del partido más revolucionario del mundo. hay en él cosas de una gran fuerza y de una maestría acabada, hay en él también un buen número de cosas que no superan el nivel periodístico, cotidiano, de segundo orden. es que demyan no espera para crear las raras ocasiones en que apolo llama al poeta al sacrificio divino, pero trabaja cada día, según las exigencias de los acontecimientos y... del comité central. sin embargo, considerado en, su conjunto, su obra constituye un fenómeno absolutamente nuevo, único en su género. y 'que los poetas de las diversas escuelas no cesan de burlarse de demyan -vaya, ese folletinista- ojeen en su memoria para encontrar otro poeta que, con sus versos, tenga una influencia tan directa y tan eficaz sobre las masas. ¿y cuáles son esas masas? millones de obreros, campesinos, soldados rojos! ¿y en qué momento? ¡en el más grande de todas las épocas!
demyan no ha buscado formas nuevas. emplea, incluso de modo ostensible, las viejas formas canonizadas. pero en él esas formas han encontrado una auténtica resurrección; en tanto que mecanismo de transmisión incomparable del mundo de ideas bolcheviques. demyan no ha creado ni creará jamás escuela: el mismo ha sido creado por una escuela que se llama partido comunista ruso, por las necesidades de una época que no tendrá igual. si se separa la noción metafísica de cultura proletaria para considerar las cosas desde el punto de vista que el proletariado lee, de lo que necesita, de lo que le apasiona y le impulsa a la acción, de lo que eleva su nivel cultural y con ello prepara el terreno para un arte nuevo, la obra de demyan biedny es realmente una literatura proletaria y popular, es decir, una literatura vitalmente necesaria a un pueblo que despierta. quizá no sea poesía auténtica, pero es algo mayor.
un hombre que no está entre los últimos en la historia, ferdinand lasalle, escribía un día en una carta dirigida a marx y a engels a londres:
“como renunciaría voluntariamente a escribir lo que sé, para realizar solamente una parte de lo que puedo.”
en este espíritu, demyan podría decir también: “dejo de buena gana a los otros el cuidado de escribir en formas nuevas y más complejas sobre la revolución, puesto que puedo escribir en las viejas formas para la revolución.”

* pravda, 10 de febrero de 1923. (n. del t.)

* el clarín, libro 8. (n. del t.)

marco aurelio (marco aurelio antonino augusto, el sabio, roma, 121 – 180) // meditaciones - libro I

meditaciones
libro I

1. de mi abuelo vero: el buen carácter y la serenidad.
2. de la reputación y memoria legadas por mi progenitor: el carácter discreto y viril.
3. de mi madre: el respeto a los dioses, la generosidad y la abstención no sólo de obrar mal, sino incluso de incurrir en semejante pensamiento; más todavía, la frugalidad en el régimen de vida y el alejamiento del modo de vivir propio de los ricos.
4. de mi bisabuelo: el no haber frecuentado las escuelas públicas y haberme servido de buenos maestros en casa, y el haber comprendido que, para tales fines, es preciso gastar con largueza.
5. de mi preceptor: el no haber sido de la facción de los verdes ni de los azules, ni partidario de los parinularios ni de los escutarios (1); el soportar las fatigas y tener pocas necesidades; el trabajo con esfuerzo personal y la abstención de excesivas tareas, y la desfavorable acogida a la calumnia.
6. de diogneto: el evitar inútiles ocupaciones; y la desconfianza en lo que cuentan los que hacen prodigios y hechiceros acerca de encantamientos y conjuración de espíritus, y de otras prácticas semejantes; y el no dedicarme a la cría de codornices ni sentir pasión por esas cosas; el soportar la conversación franca y familiarizarme con la filosofía; y el haber escuchado primero a baquio, luego a tandasis y marciano; haber escrito diálogos en la niñez; y haber deseado el catre cubierto de piel de animal, y todas las demás
prácticas vinculadas a la formación helénica.
7. de rústico: el haber concebido la idea de la necesidad de enderezar y cuidar mi carácter; el no haberme desviado a la emulación sofística, ni escribir tratados teóricos ni recitar discursillos de exhortación ni hacerme pasar por persona ascética o filántropo con vistosos alardes; y el haberme apartado de la retórica, de la poética y del refinamiento cortesano. y el no pasear con la toga por casa ni hacer otras cosas semejantes. también el escribir las cartas de modo sencillo, como aquélla que escribió él mismo desde sinuesa
a mi madre; el estar dispuesto a aceptar con indulgencia la llamada y la reconciliación con los que nos han ofendido y molestado, tan pronto como quieran retractarse; la lectura conprecisión, sin contentarme con unas consideraciones globales, y el no dar mi asentimiento con prontitud a los charlatanes; el haber tomado contacto con los recuerdos de epicteto, de los que me entregó una copia suya.
8. de apolonio: la libertad de criterio y la decisión firme sin vacilaciones ni recursos fortuitos; no dirigir la mirada a ninguna otra cosa más que a la razón, ni siquiera por poco tiempo; el ser siempre inalterable, en los agudos dolores, en la pérdida de un hijo, en las enfermedades prolongadas; el haber visto claramente en un modelo vivo que la misma persona puede ser muy rigurosa y al mismo tiempo desenfadada; el no mostrar un carácter irascible en las explicaciones; el haber visto a un hombre que claramente consideraba
como la más ínfima de sus cualidades la experiencia y la diligencia en transmitir las explicaciones teóricas; el haber aprendido cómo hay que aceptar los aparentes favores de los amigos, sin dejarse sobornar por ellos ni rechazarlos sin tacto.
9. de sexto: la benevolencia, el ejemplo de una casa gobernada patriarcalmente, el proyecto de vivir conforme a la naturaleza; la dignidad sin afectación; el atender a los amigos con solicitud; la tolerancia con los ignorantes y con los que opinan sin reflexionar; la armonía con todos, de manera que su trato era más agradable que cualquier adulación, y le tenían en aquel preciso momento el máximo respeto; la capacidad de descubrir con método inductivo y ordenado los principios necesarios para la vida; el no haber dado nunca la impresión de cólera ni de ninguna otra pasión, antes bien, el ser el menos afectado por las pasiones y a la vez el que ama más entrañablemente a los hombres; el elogio, sin estridencias; el saber polifacético, sin alardes.
10. de alejandro el gramático: la aversión a criticar; el no reprender con injurias a los que han proferido un barbarismo, solecismo o sonido mal pronunciado, sino proclamar con destreza el término preciso que debía ser pronunciado, en forma de respuesta, o de ratificación o de una consideración en común sobre el tema mismo, no sobre la expresión gramatical, o por medio de cualquier otra sugerencia ocasional y apropiada.
11. de frontón: el haberme detenido a pensar cómo es la envidia, la astucia y la hipocresía propia del tirano, y que, en general, los que entre nosotros son llamados «eupátridas», son, en cierto modo, incapaces de afecto.
12. de alejandro el platónico: el no decir a alguien muchas veces y sin necesidad o escribirle por carta: «estoy ocupado», y no rechazar de este modo sistemáticamente las obligaciones que imponen las relaciones sociales, pretextando excesivas ocupaciones.
13. de catulo: el no dar poca importancia a la queja de un amigo, aunque casualmente fuera infundada, sino intentar consolidar la relación habitual; el elogio cordial a los maestros, como se recuerda que lo hacían domicio y atenódoto; el amor verdadero por los hijos.
14. de «mi hermano» severo : el amor a la familia, a la verdad y la justicia; el haber conocido, gracias a él, a traseas, helvidio, catón, dión, bruto; el haber concebido la idea de una constitución basada en la igualdad ante la ley, regida por la equidad y la libertad de expresión igual para todos, y de una realeza que honra y respeta, por encima de todo, la libertad de sus súbditos. de él también: la uniformidad y constante aplicación al servicio de la filosofía; la beneficencia y generosidad constante; el optimismo y la confianza en la amistad de los amigos; ningún disimulo para con los que merecían su censura; el no requerir que sus amigos conjeturaran qué quería o qué no quería, pues estaba claro.
15. de dáxirno: el dominio de sí mismo y no dejarse arrastrar por nada; el buen ánimo en todas las circunstancias y especialmente en las enfermedades; la moderación de carácter, dulce y a la vez grave; la ejecución sin refunfuñar de las tareas propuestas; la confianza de todos en él, porque sus palabras respondían a sus pensamientos y en sus actuaciones procedía sin mala fe; el no sorprenderse ni arredrarse; en ningún caso precipitación o lentitud, ni impotencia, ni abatimiento, ni risa a carcajadas, seguidas de accesos de ira o de recelo. la beneficencia, el perdón y la sinceridad; el dar la impresión de hombre recto
e inflexible más bien que corregido; que nadie se creyera menospreciado por él ni
sospechara que se consideraba superior a él; su amabilidad en..(2)
16. de mi padre: la mansedumbre y la firmeza serena en las decisiones profundamente examinadas. el no vanagloriarse con los honores aparentes; el amor al trabajo y la perseverancia; el estar dispuesto a escuchar a los que podían hacer una contribución útil a la comunidad. el distribuir sin vacilaciones a cada uno según su mérito. la experiencia para distinguir cuando es necesario un esfuerzo sin desmayo, y cuándo hay que relajarse. el saber poner fin a las relaciones amorosas con los adolescentes. la sociabilidad y el consentir a los amigos que no asistieran siempre a sus comidas y que no le acompañaran necesariamente en sus desplazamientos; antes bien, quienes le habían dejado momentáneamente por alguna necesidad le encontraban siempre igual. el examen minucioso en las deliberaciones y la tenacidad, sin eludir la indagación, satisfecho con las primeras impresiones. el celo por conservar los amigos, sin mostrar nunca disgusto
ni loco apasionamiento. la autosuficiencia en todo y la serenidad. la previsión desde lejos y la regulación previa de los detalles más insignificantes sin escenas trágicas. la represión de las aclamaciones y de toda adulación dirigida a su persona. el velar constantemente por las necesidades del imperio. la administración de los recursos públicos y la tolerancia ante la crítica en cualquiera de estas materias; ningún temor supersticioso respecto a los dioses ni disposición para captar el favor de los hombres mediante agasajos o lisonjas al pueblo; por el contrario, sobriedad en todo y firmeza, ausencia absoluta de gustos vulgares y de deseo innovador. el uso de los bienes que contribuyen a una vida fácil y la fortuna se los había deparado en abundancia, sin orgullo y a la vez sin pretextos, de manera que los acogía con naturalidad, cuando los tenía, pero no sentía necesidad de ellos, cuando le faltaban. el hecho de que nadie hubiese podidotacharle de sofista, bufón o pedante; por el contrarío, era tenido por hombre maduro, completo, inaccesible a la adulación, capaz de estar al frente de los asuntos propios y ajenos. además, el aprecio por quienes filosofan de verdad, sin ofender a los demás ni dejarse tampoco embaucar por ellos; más todavía, su trato afable y buen humor, pero no en exceso. el cuidado moderado del propio cuerpo, no como quien ama la vida, ni con
coquetería ni tampoco negligentemente, sino de manera que, gracias a su cuidado personal, en contadísimas ocasiones tuvo necesidad de asistencia médica, de fármacos o emplastos. y especialmente, su complacencia, exenta de envidia, en los que poseían alguna facultad, por ejemplo, la facilidad de expresión, el conocimiento de la historia, de las leyes, de las costumbres o de cualquier otra materia; su ahínco en ayudarles para que
cada uno consiguiera los honores acordes a su peculiar excelencia; procediendo en todo según las tradiciones ancestrales, pero procurando no hacer ostentación ni siquiera de esto: de velar por dichas tradiciones. además, no era propicio a desplazarse ni a agitarse fácilmente, sino que gustaba de permanecer en los mismos lugares y ocupaciones. e inmediatamente, después de los agudos dolores de cabeza, rejuvenecido y en plenas facultades, se entregaba a las tareas habituales. el no tener muchos secretos, sino muy pocos, excepcionalmente, y sólo sobre asuntos de estado. su sagacidad y mesura en la celebración de fiestas, en la construcción de obras públicas, en las asignaciones y en otras cosas semejantes, es propia de una persona que mira exclusivamente lo que debe hacerse, sin tener en cuenta la aprobación popular a las obras realizadas. ni baños a destiempo, ni amor a la construcción de casas, ni preocupación por las comidas, ni por las telas, ni por el color de los vestidos, ni por el buen aspecto de sus servidores; el vestido que llevaba procedía de su casa de campo en lorio, y la mayoría de sus enseres, de la que tenía en lanuvio. ¡cómo trató al recaudador de impuestos en túsculo que le hacía reclamaciones! y todo su carácter era así; no fue ni cruel, ni hosco, ni duro, de manera que jamás se habría podido decir de él: «ya suda», sino que todo lo había calculado con exactitud, como si le sobrara tiempo, sin turbación, sin desorden, con firmeza, concertadamente. y encajaría bien en él lo que se recuerda de sócrates: que era capaz de abstenerse y disfrutar de aquellos bienes, cuya privación debilita a la mayor parte, mientras que su disfrute les hace abandonarse a ellos. su vigor físico y su resistencia, y la sobriedad en ambos casos son propiedades de un hombre que tiene un alma equilibrada e invencible, como mostró durante la enfermedad que le llevó a la muerte.
17. de los dioses: el tener buenos abuelos, buenos progenitores, buena hermana, buenos maestros, buenos amigos íntimos, parientes y amigos, casi todos buenos; el no haberme dejado llevar fácilmente nunca a ofender a ninguno de ellos, a pesar de tener una disposición natural idónea para poder hacer algo semejante, si se hubiese presentado la ocasión. es un favor divino que no se presentara ninguna combinación de circunstancias que me pusiera a prueba; el no haber sido educado largo tiempo junto a la concubina de mi abuelo; el haber conservado la flor de mi juventud y el no haber demostrado antes de tiempo mi virilidad, sino incluso haberlo demorado por algún tiempo; el haber estadosometido a las órdenes de un gobernante, mi padre, que debía arrancar de mí todo orgullo y llevarme a comprender que es posible vivir en palacio sin tener necesidad de guardia personal, de vestidos suntuosos, de candelabros, de estatuas y otras cosas semejantes y de un lujo parecido; sino que es posible ceñirse a un régimen de vida muy próximo al de un simple particular, y no por ello ser más desgraciado o más negligente en el cumplimiento de los deberes que soberanamente nos exige la comunidad. el haberme tocado en suerte un hermano capaz, por su carácter, de incitarme al cuidado de mí mismo y que, a la vez, me alegraba por su respeto y afecto; el no haber tenido hijos subnormales o deformes; el no haber progresado demasiado en la retórica, en la poética y en las demás
disciplinas, en las que tal vez me habría detenido, si hubiese percibido que progresaba a buen ritmo. el haberme anticipado a situar a mis educadores en el punto de dignidad que estimaba deseaban, sin demorarlo, con la esperanza de que, puesto que eran todavía jóvenes, lo pondría en práctica más tarde. el haber conocido a apolonio, rústico, máximo. el haberme representado claramente y en muchas ocasiones qué es la vida acorde con la naturaleza, de manera que, en la medida que depende de los dioses, de sus
comunicaciones, de sus socorros y de sus inspiraciones, nada impedía ya que viviera de acuerdo con la naturaleza, y si continúo todavía lejos de este ideal, es culpa mía por no observar las sugerencias de los dioses y a duras penas sus enseñanzas; la resistencia de mi cuerpo durante largo tiempo en una vida de estas características; el no haber tocado ni a benedicta ni a teódoto, e incluso, más tarde, víctima de pasiones amorosas, haber curado; el no haberme excedido nunca con rústico, a pesar de las frecuentes disputas, de lo que me habría arrepentido; el hecho de que mi madre, que debía morir joven, viviera, sin embargo, conmigo sus últimos años; el hecho de que cuantas veces quise socorrer a un pobre o necesitado de otra cosa, jamás oí decir que no tenía dinero disponible; el no haber caído yo mismo en una necesidad semejante como para reclamar ayuda ajena; el tener una esposa de tales cualidades: tan obediente, tan cariñosa, tan sencilla; el haber conseguido fácilmente para mis hijos educadores adecuados; el haber recibido, a través de sueños, remedios, sobre todo para no escupir sangre y evitar los mareos, y lo de gaeta, a modo de oráculo; el no haber caído, cuando me aficioné a la filosofía, en manos de un sofista ni haberme entretenido en el análisis de autores o de silogismos ni ocuparme a fondo de los fenómenos celestes.
todo esto «requiere ayudas de los dioses y de la fortuna.

(1). mediante estos colores se distinguían las facciones rivales en las competiciones circenses y de gladiadores y dos de las cuatro facciones de gladiadores que se diferenciaban entre sí por los diversos tipos de armamento que utilizaban en las competiciones.
(2). existe en el texto griego una laguna. farquharson, para salvar el sentido de la frase, sobrentiende: («en la vida de sociedad»)

t.s.eliot (estados unidos, 1888 - 1965) // poemas - cuatro cuartetos - little gidding

little gidding

I
la primavera a medio invierno es una estación
en sí misma
sempiterna aunque empapada hacia el ocaso, suspendida en el tiempo, entre el polo y el trópico. cuando es más claro el corto día lleno de escarcha
y fuego,
el breve sol incendia el hielo en estanques y zanjas, bajo el frió sin viento que es el calor del corazón
y copia en un espejo de agua
un fulgor que es ceguera cuando empieza la tarde
y un brillo más intenso que la lumbre de ramas
o braseros
agita el torpe espíritu: no viento sino fuego
pentecostal
en el tiempo oscuro del año.
entre el deshielo y la congelación
se estremece la savia del alma. no hay olor de tierra ni olor de cosa viva. este es el tiempo primaveral
pero no según la convención del tiempo.
por una hora el seto blanquea
con fugaz floración de nieve,
una floración más repentina que la del verano pues
no da brotes ni se marchita.
no pertenece al esquema de la generación.
¿en dónde está el verano, el inimaginable
verano cero?

si vienes por aquí,
por la ruta que probablemente seguirás
desde el lugar de donde vienes probablemente,
si vienes por aquí en mayo encontrarás los setos Blanqueados otra vez con voluptuosa dulzura.
igual sería al fin de la jornada,
si vienes de noche como un rey vencido,
si vienes de día sin saber a qué vienes.
igual sería al dejar el camino áspero
y dar vuelta detrás de la pocilga hacia la gris fachada
y la lápida. y aquello por lo que creíste estar aquí
es tan sólo una concha, una cáscara de sentido
cuyo propósito nada más se revela cuando está
realizado,
si se realiza. o no tenías propósito
o el propósito está más allá de lo que calculabas
y se altera al cumplirse. hay otros sitios
que son también el fin del mundo,
algunos entre las fauces del mar
o sobre un lago oscuro,
en un desierto o en una ciudad—
pero este es el más cercano, en tiempo y lugar,
ahora y en inglaterra.

si vienes por aquí,
tomando cualquier camino, partiendo de cualquier
sitio,
a cualquier hora o en cualquier estación,
será siempre lo mismo: tendrás que hacer a un lado sentido y noción: no estás aquí para verificar, Instruirte, satisfacer tu curiosidad o trasmitir
informes.
estás aquí para arrodillarte
donde ha sido válida la oración.
y la plegaria es algo más
que un orden de palabras, la tarea a conciencia
de la mente que reza, o el sonido de la voz al orar.
y aquello para lo que cuando vivos no tenían
lenguaje los muertos
te lo pueden decir ya muertos: la comunicación
de los muertos posee lenguas de fuego más allá
del idioma de los vivos.
aquí, la intersección del momento sin tiempo
es Inglaterra y es ninguna parte.
nunca y siempre.

II
en la manga de un viejo la ceniza apagada
es cuanto sobrevive de la rosa quemada.
polvo que en aire flota suspendido
marca el lugar donde una historia ha sido.
el polvo que respiras fue una mansión:
las maderas, los muros y el ratón.
ha muerto la esperanza: este desaire
es la muerte del aire.

hay inundación y sequíasbre los ojos y en la boca fría.
agua muerta, muerta arena
luchan por victoria plena.
el suelo seco y destripado
muestra el esfuerzo destrozado.
la sorda risa de su boca aterra.
es la muerte de la tierra.

agua y fuego ocupan el sitial
de la ciudad, la hierba, el matorral.
agua y fuego se han burlado
del sacrificio denegado.
agua y fuego pudrirán
los cimientos, se hundirán
el santuario y coro ciego.
es la muerte de agua y fuego.

en la hora incierta antes de la mañana
al terminar la noche interminable
al recurrente fin de lo que no tiene fin

cuando la oscura paloma con su lengua de llamas
hubo pasado bajo el horizonte de regreso a su nido
mientras las hojas muertas traqueteaban metálicas

en el asfalto donde no había ningún otro rumor
entre las zonas de donde se elevaba el humo
vi de repente a un hombre que erraba apresurado

sin resistencia ante el aire urbano del amanecer

impulsado hacia mí igual que aquellas hojas de
estaño.
cuando fijé la vista en su cara inclinada

el mirar insultante con el cual desafiamos
al primer transeúnte en la sombra que aclara
pareció revelarme a algún maestro muerto

a quien yo había tratado y olvidado; medio evocaba
a uno y a muchos; en sus rasgos como recién salidos
de algún horno
los ojos de un familiar espectro conjunto

a la vez íntimo e inidentificable.
asumí un doble papel y grité
y escuché al otro que gritaba: "¡cómo! ¿tú aquí?"

aunque no estábamos. yo era el mismo de siempre,
consciente de mí mismo, y era otro sin embargo.
y él una cara aún formándose. pero bastaron las
palabras

para forzar el reconocimiento al que precedieron.
así, sometiéndonos al aire común,
demasiado extraños el uno al otro para malentendernos,

acordes en ese momento de intersección,
reunidos en un sitio sin antes ni después,
seguimos por la acera en una ronda muerta.

dije: "el asombro que siento es natural,
su naturalidad también me asombra. habla,
por tanto;
tal vez yo no comprenda ni recuerde."

y él: "no estoy dispuesto a repasar
mis pensamientos y teorías que has olvidado.
sirvieron su propósito: dejémoslas en paz.

igual sucede con las tuyas y ruega que te sean
perdonadas
por otros, así como te ruego perdonarme
el mal y el bien. se ha comido el fruto de la estación

y la bestia saciada apartará de una coz el cubo vacío.
pues las palabras del año pasado son del año pasado
y esperan otra voz las palabras del año que viene.

mas como ahora el paso no ofrece obstáculo
al espíritu inaplacado y peregrino
entre dos mundos que se han vuelto
muy semejantes,

así encuentro palabras que no pensé decir
en calles que no creí volver a ver
cuando dejé mi cuerpo en una playa remota.

ya que nuestro interés era el lenguaje y el lenguaje
nos incitó
a purificar el dialecto de la tribu y apremió
a la mente a revisar el pasado y a prever,

déjame revelarte los dones reservados a la vejez
para coronar el esfuerzo de tu vida entera.
ante todo la fricción helada del sentido que expira

sin encanto, sin ofrecer promesa,
sino la amarga insipidez del fruto espectral
cuando empiezan a separarse mente y cuerpo
.
segundo, la impotencia consciente de la rabia
frente a la locura humana y la laceración
de la risa ante lo que deja de divertirnos.

por último, el terrible dolor de vivir de nuevo
cuanto has hecho y has sido; la vergüenza
de motivos revelados muy tarde y la conciencia

de cosas malhechas y hechas para daño de los demás
que antes consideraste ejercicio de la virtud.
entonces hiere la aprobación del tonto
y los honores deshonran.

de mal en mal el exasperado espíritu avanza,
a menos que lo restaure el fuego purificador
en que debes moverte a ritmo como un danzante"

el día estaba a punto de romper. en la desfigurada
calle me dejó con un rezongo de despedida
y se desvaneció al sonar la sirena.

III
hay tres condiciones que a menudo parecen
semejantes
pero difieren por completo, florecen en el mismo seto
vivo:
apego al propio ser y a cosas y personas, desapego
del propio ser y cosas y personas,

y creciente entre ambas, indiferencia
que se parece a las demás como la muerte
se parece a la vida
al estar entre dos vidas, sin florecer,
entre la ortiga viva y la ortiga muerta.
esta es la utilidad de la memoria
para la liberación: no reduce el amor
sino lo expande
más allá del deseo, y por tanto nos libra
de futuro y pasado.
entonces el amor a un país
empieza como apego a nuestro campo de acción
y encuentra que esta acción importa poco
aunque nunca es indiferente.
la historia puede ser servidumbre,
la historia puede ser libertad.
mira, ahora se desvanecen
los rostros y los lugares con el ser que los amó, como
pudo,
para quedar renovados, transfigurados en
otra ordenación.

el pecado es inevitable pero
todo irá bien
y toda clase de cosas saldrá bien.
si pienso de nuevo en este lugar
y en gente no del todo recomendable,
sin parentesco ni bondad,
pero algunos de genio particular,
todos señalados por un genio común,
unidos en la discordia que los separa;
si pienso en un rey al caer la noche,
en tres hombres, y más, en el cadalso

y algunos que murieron olvidados
en otros sitios, aquí y en tierra extraña,
y en uno que murió ciego y callado
¿por qué habríamos de celebrar
a estos muertos y no a los que agonizan?
no es tocar al revés una campana
ni se trata de un encantamiento
para conjurar el espectro de una rosa.
no podemos revivir viejas facciones
no podemos restaurar viejas políticas
ni seguir un tambor antiguo.
aquellos hombres y sus enemigos
aceptan la constitución del silencio
y se pliegan a un solo partido.
sea cual fuere la herencia de los afortunados
recibimos de los derrotados
lo que debían dejarnos: un símbolo,
un símbolo perfeccionado en la muerte.
y todo irá bien y ,
toda clase de cosas saldrá bien
por la purificación del motivo
en el campo de nuestra súplica.

IV
desciende la paloma y rompe el aire helado
con llama de terror incandescente.
dicen las lenguas que es precisamente
el único remedio del error y el pecado.
la última esperanza o el fin desesperado

reside en la elección entre una y otra hoguera
que redima a esta llama de esa llama que espera.

amor se llama el que inventó el tormento,
amor el nombre desacostumbrado
cuyas manos tejieron el suplicio más cruento:
la camisa de llamas que jamás ha logrado
arrancarse el poder en el mundo sangriento.
toda la vida, toda nuestra espera,
yace en ser pasto de una u otra hoguera.

V
lo que llamamos el principio es a menudo el fin
y llegar al final es llegar al comienzo.
el fin es el lugar del que partimos.
y cada frase
y oración que sea correcta (donde cada palabra esté
en su sitio
y ocupe su lugar en apoyo de las demás,
la palabra ni tímida ni ostentosa,
el fácil intercambio de lo viejo y nuevo,
la palabra común exacta sin vulgaridad,
la palabra formal precisa pero no pedante,
la compañía entera que danza al mismo ritmo)
cada oración y cada frase son un fin y un comienzo,
cada poema un epitafio. y toda acción
un paso al tajo, al fuego,
un descenso por las fauces del mar
o hacia una piedra indescifrable:
y allí es donde empezamos.
perecemos con los agonizantes:

mira cómo se marchan y partimos con ellos.
nacemos con los muertos:
mira cómo regresan y volvemos con ellos.
el momento de la rosa y el momento del ciprés
son de igual duración. un pueblo sin historia
no está redimido del tiempo,
porque la historia es una ordenación
`de momentos sin tiempo.
así, mientras se desvanece la luz
sobre un anochecer invernal, en una aislada capilla,
la historia es ahora e inglaterra.

con la atracción de este amor y la voz de este
llamado.

no cesaremos en la exploración
y el fin de todas nuestras búsquedas
será llegar adonde comenzamos,
conocer el lugar por vez primera.
a través de la puerta desconocida y recordada
cuando lo último por descubrir en la tierra
sea lo que fue nuestro comienzo:
en la fuente del río más largo
la voz de la oculta cascada
y los niños en el manzano.
la voz no conocida porque nadie la busca,
pero escuchada, o semiescuchada, en la inmovilidad
del mar entre dos olas.
de prisa, aquí, ahora, siempre—
una condición de sencillez absoluta
(cuesta nada menos que todo).
y todo irá bien
y toda clase de cosas saldrá bien
cuando las lenguas de la llama se enlacen
en el nudo de fuego coronado
y la lumbre y la rosa sean una.

miércoles, 19 de octubre de 2011

tindersticks // desperate man

tindersticks // rented rooms

tindersticks // city sickness

leon trotsky (lev davidovich bronshtein, rusia, 1879 - 1940) // literatura y revolución - textos sobre arte, literatura y cultura / problemas de la vida cotidiana, 1923

problemas de la vida cotidiana (1)

a) por un lenguaje culto

en uno de nuestros periódicos he leído recientemente que en una asamblea general de trabajadores en la fábrica de calzados “la comuna de parís”, se aprobó una resolución que ordenaba abstenerse de blasfemar e imponía multas a quien hiciese uso de expresiones injuriosas.
este es un pequeño incidente en medio de la gran confusión de la hora presente. un pequeño incidente de gran peso. su importancia, con todo, depende de la respuesta que encuentre en la clase trabajadora la iniciativa de la fábrica de calzado.
el lenguaje insultante y los juramentos constituyen un legado de la esclavitud, de la humillación y falta de respeto por la dignidad humana, tanto la propia como la de los demás. esto es exactamente lo que ocurre en rusia respecto de las blasfemias. me gustaría que nuestros filólogos, lingüistas y especialistas en folklore me dijeran si conocen en cualquier otro idioma términos tan disolutos, vulgares y bajos como los que tenemos en ruso. hasta donde yo sé, nada o casi nada parecido existe fuera de nuestro país. el lenguaje blasfemo en nuestras clases socialmente inferiores era el resultado de la desesperación, la amargura y, sobre todo, de la esclavitud sin esperanza ni evasión. el de nuestras clases altas, el lenguaje que salía de las gargantas de la aristocracia y de los funcionarios, era el resultado del régimen clasista, del orgullo de los propietarios de esclavos y del poder inconmovible. se supone que los proverbios contienen la sabiduría de las masas; los proverbios rusos, además, revelan su ignorancia y su tendencia a la superstición, así como su condición de esclavitud. “el abuso no golpea hasta el cuello”, dice un proverbio ruso, demostrando que no sólo se acepta la esclavitud como un hecho, sino que se está obligando a sufrir la humillación que implica. dos corrientes de procacidad rusa -el lenguaje blasfemo de los amos, los funcionarios y los policías, grueso y rotundo, y el lenguaje blasfemo, hambriento, desesperado y atormentado de las masas- han teñido toda la vida rusa con matices despreciables. tal fue el legado que, entre otros, recibió la revolución del pasado.
la revolución, sin embargo, es primordialmente el despertar de la personalidad humana en el seno de las masas, en esas masas que supuestamente no poseían ninguna personalidad. pese a la crueldad ocasional y a la sanguinaria inexorabilidad de sus métodos, la revolución se caracteriza inicialmente y sobre todo por un creciente respeto a la dignidad del individuo y por un interés cada vez mayor por los débiles. una revolución no es digna de llamarse tal si con todo el poder y todos los medios de que dispone no es capaz de ayudar a la mujer -doble o triplemente esclavizada, como lo fue en el pasado- a salir a flote y avanzar por el camino del progreso social e individual. una revolución no es digna de llamarse tal si no prodiga el mayor cuidado posible a los niños, la futura generación para cuyo beneficio se llevó a cabo la revolución. pero ¿cómo puede crearse una nueva vida basada en la consideración mutua, en el respeto a sí mismo, en la verdadera igualdad de las mujeres (que deben ser estimadas en el mismo grado que los hombres trabajadores), en el cuidado eficiente de los niños, en medio de una atmósfera envenenada por el rugiente, fragoroso y resonante lenguaje blasfemo de los amos y los esclavos, ese lenguaje que no perdona a nadie y que no se detiene ante nada? aa lucha contra el “lenguaje procaz” es un requisito esencial de la higiene mental, de la misma manera que la lucha contra la suciedad y las alimañas es un requisito de la higiene física.
terminar radicalmente con el lenguaje injurioso no es cosa fácil si se tiene en cuenta que el desenfreno en el lenguaje tiene raíces psicológicas y es una consecuencia del escaso grado de cultura de los suburbios. por ello damos la bienvenida a la iniciativa de la fábrica de calzado y sobre todo deseamos mucha perseverancia a los promotores de los nuevos movimientos. los hábitos psicológicos, que se transmiten de generación en generación y saturan todo el clima de la vida, son sumamente tenaces. por otra parte, ¿con cuánta frecuencia nos lanzamos en rusia impetuosamente hacia adelante, agotamos nuestras fuerzas y después dejamos que las cosas sigan a la deriva como antaño?
confiemos en que las mujeres trabajadoras -y en primer lugar las que pertenecen a las filas comunistas- apoyen la iniciativa de la fábrica “la comuna de parís”. por regla general -que por supuesto admite sus excepciones- los hombres que comúnmente emplean un lenguaje desenfrenado, desprecian a las mujeres y les prestan poca atención. esto no se aplica tan sólo a las masas incultas, sino también a los elementos avanzados y aun a los llamados “responsables” del actual orden social. no puede negarse que las viejas formas prerrevolucionarias de lenguaje procaz siguen todavía en uso, seis años después de octubre, y que incluso están de moda en las “altas esferas”. cuando se encuentran fuera de la ciudad, especialmente fuera, de moscú, nuestros mandatarios consideran en cierto sentido como un deber el uso de expresiones fuertes. evidentemente ven en ello un método de entrar en contacto más profundamente con el campesinado.
tanto en el aspecto económico como en todos los demás aspectos, nuestra vida en rusia ofrece los contrastes más notables. en un sector muy estratégico del país, cerca de moscú, hay miles de pantanos y caminos intransitables y próxima a los mismos surge de pronto una fábrica que por su equipo técnico podría muy bien sorprender a cualquier ingeniero europeo o americano. contrastes similares abundan en nuestra vida nacional. junto a algunos gobernantes rapaces del viejo estilo, que atravesaron el período de revolución y expropiación comprometidos en la estafa y en el enmascaramiento y legalización de la especulación, y que conservan intactas entre tanto toda su vulgaridad y rapacidad suburbana, junto a ellos, podemos observar el mejor estilo comunista proveniente de la clase trabajadora, en quienes día a día consagran sus vidas a servir a los intereses del proletariado internacional, y están listos, si se presenta la oportunidad, para luchar por la causa revolucionaria en cualquier país, incluidos aquellos que no sabrían ubicar en el mapa. además de tales contrastes sociales -una torpe bestialidad y el más alto idealismo revolucionario-, presenciamos a menudo contrastes psicológicos de la misma tendencia. un hombre es un comunista ortodoxo devoto a la causa, pero las mujeres son para él tan sólo “hembras” que en ningún sentido son tomadas en serio. o a veces ocurre que el muy respetado comunista cuando discute cuestiones nacionales comienza a exponer inesperadamente ideas reaccionarias. con respecto a esto debemos recordar que los distintos aspectos de la conciencia humana no se transforman y desarrollan simultáneamente por rumbos paralelos. existe una cierta economía en el proceso. “la psicología humana es por naturaleza muy conservadora y el cambio debido a las demandas e impulsos de la vida afecta en primer lugar a los aspectos de la mente que le conciernen en forma directa. en rusia, el desarrollo social y político de las últimas décadas tuvo lugar de un modo un tanto inusual, con sorprendentes saltos y sobresaltos, y esto tiene que ver con nuestra desorganización y confusión presente, que no concierne sólo a lo político y económico. el mismo proceso irregular en el desarrollo mental de mucha gente dio por resultado una mezcla muy curiosa de avanzados puntos de vista políticos, cuidadosamente elaborados con tendencias, hábitos y, en algunos casos, ideas que son un directo legado de las ancestrales leyes domésticas. para obviar tales efectos, debemos poner en orden la faz intelectual, debemos examinar a través de métodos marxistas todo el complejo mental del hombre, y en esto ha de consistir el esquema general de educación y autoeducación del partido comenzando por sus dirigentes.” pero aquí también el problema es bastante complicado y no puede ser resuelto tan sólo por la instrucción escolar y los libros; las raíces de la desorganización y confusión están en las condiciones en que se vive. la psicología en última instancia está determinada por la vida. pero dicha dependencia no es puramente automática y mecánica; se trata más bien de una activa y recíproca determinación. por tanto, el problema debe ser encarado de diferentes modos: el de los trabajadores de la fábrica “la comuna de parís” es uno de tantos. les deseamos a todos ellos el mayor de los éxitos.
p.s.: la lucha contra la vulgaridad del lenguaje es también parte de la lucha por la pureza, claridad y belleza de la lengua rusa.
los necios reaccionarios sostienen que la revolución, sin haber llegado a destruirla del todo, está en camino de estropear la lengua rusa. de hecho, existe actualmente una enorme cantidad de términos en uso que han surgido por casualidad, muchos de ellos expresiones groseras y del todo innecesarias; otros, contrarios al espíritu de nuestra lengua. y, sin embargo, estos tontos reaccionarios están tan equivocados acerca del futuro de la lengua rusa como acerca de todo el resto. en efecto, a pesar y más allá del desorden revolucionario, nuestro lenguaje se irá rejuveneciendo y fortaleciendo con una mayor flexibilidad y delicadeza. el lenguaje obviamente osificado, burocrático y liberal de nuestra prensa prerrevolucionaria se halla ya
considerablemente enriquecido por nuevas formas descriptivas, por nuevas expresiones mucho más precisas y dinámicas. pero a través de estos tumultuosos años nuestro idioma, por cierto, se ha ido obstruyendo cada vez más, y parte de nuestro progreso cultural se ha manifestado, entre otras cosas, en el hecho de haber desechado todos los términos y expresiones innecesarios, así como aquellos que no concuerdan con el espíritu de nuestra lengua, mientras por otra parte se han reservado las valiosas e incuestionables adquisiciones lingüísticas del período revolucionario.
el lenguaje es el instrumento del pensamiento. la corrección y precisión del lenguaje es condición indispensable de un pensamiento recto y preciso. el poder político ha pasado, por primera vez en nuestra historia, a manos de los trabajadores. la clase trabajadora dispone de un gran cúmulo de trabajo y experiencia vital y un idioma basado en dicha experiencia. pero nuestro proletariado no ha recibido la suficiente instrucción preparatoria acerca de los rudimentos de lectura y escritura, para no hablar de su formación literaria. y he aquí el motivo por el que la clase trabajadora ahora gobernante, que en sí misma y por su naturaleza social es una poderosa guardiana de la integridad y grandeza de la lengua rusa del futuro, no se levanta hoy, sin embargo, con toda la energía necesaria para luchar contra la intrusión de expresiones y términos viciosos, inútiles y a menudo desagradables. cuando la gente dice: “un par de semanas”, “un par de meses” (en lugar de varias semanas, varios meses), resulta estúpido y feo. en lugar de enriquecer el lenguaje, lo empobrece: la palabra “par” pierde en el proceso su significado real (el que tiene en la expresión “un par de botas”). las expresiones y los términos erróneos han entrado en uso a raíz de la intrusión de palabras extranjeras mal pronunciadas. los oradores proletarios, aun aquellos que debieran saber hablar mejor, dicen, por ejemplo, “incindente” en lugar de “incidente”, o dicen “instito” en lugar de “instinto”, o “regularmente” en lugar de “regularmente”. tales pronunciaciones erróneas tampoco eran infrecuentes antes de la revolución. pero ahora parecen adquirir cierto derecho de ciudadanía. nadie corrige estas expresiones defectuosas por una especie de falso orgullo. eso es un error. la lucha por una mayor educación y cultura proveerá a los elementos avanzados de la clase trabajadora todos los recursos de la lengua rusa en su mayor grado de riqueza, sutileza y refinamiento. para preservar la grandeza del lenguaje, todos los términos y expresiones defectuosos deben ser desechados del habla cotidiana. el lenguaje también tiene necesidad de una higiene. y no en menor grado, sino mucho más que las otras, la clase trabajadora necesita un lenguaje sano, ya que, por primera vez en la historia, comienza a pensar independientemente sobre la naturaleza, sobre la vida y sus fundamentos; y el instrumento indispensable de todo pensamiento correcto es la claridad y agudeza del lenguaje.

b) no sólo de política vive el hombre

1.- la historia prerrevolucionaria de nuestro partido fue la de la política revolucionaria. tanto la literatura como la organización de partido venía marcado por la política en su sentido más estricto e inmediato, en el sentido más restringido del término. durante los años de la revolución y de guerra, civil, los intereses y las tareas políticas han tenido un carácter más urgente y tenso todavía. durante estos años el partido ha sabido agrupar a los elementos más activos de la clase trabajadora. sin embargo, esa clase sabe los resultados políticos más importantes de esos años. la pura y simple repetición de esos frutos no le ofrece ya nada, contribuye más bien a borrar de su mente las enseñanzas del pasado. tras la toma del poder y su consolidación a raíz de la guerra civil, nuestros principales objetivos se han orientado hacia la edificación económico-cultural; tales objetivos se han complicado, escindido y detallado, convirtiéndose hasta cierto punto en “prosaicos”. a un tiempo, nuestra lucha anterior, sus sufrimientos y sacrificios, sólo podrán justificarse en la medida en que aprendamos a formular correctamente nuestros objetivos “culturales” parciales de todos los días y a, resolverlos.
¿en qué consisten, en resumen, las conquistas de la clase trabajadora? ¿qué hemos podido asegurar con la lucha hasta ahora llevada?
a) la dictadura del proletariado (por medio del estado obrero y campesino, dirigido por el`partido comunista).
b) el ejército rojo, sostén material de la dictadura del proletariado.
c) la nacionalización de los medios de producción más esenciales, sin los que la dictadura del proletariado sería mera fórmula.
d) el monopolio del comercio exterior, indispensable para la edificación socialista dado el bloqueo capitalista.
estos cuatro puntos, conseguidos de manera irreversible, constituyen el marco de bronce de nuestro trabajo. gracias a él, cada uno de nuestros éxitos económicos y culturales será forzosamente -siempre que se trate de éxitos reales y no ficticios- parte del edificio socialista.
¿cuál es, entonces, nuestra tarea actual? ¿qué debemos aprender? ¿a qué debemos tender ante todo? debemos aprender a trabajar correctamente, de manera exacta, rigurosa, económica. necesitamos cultura en el trabajo, cultura en la vida, cultura en la vida cotidiana. hemos derribado el reino de los explotadores tras larga preparación gracias a la palanca de la lucha armada. pero no hay palanca apropiada para elevar de golpe el nivel cultural, que exige un largo proceso de autoeducación de la clase obrera, acompañada y seguida por el campesinado. sobre este cambio de orientación en nuestros esfuerzos, en nuestros métodos, en nuestros objetivos, el camarada lenin escribe en su artículo dedicado a la cooperación:
“nos vemos obligados a admitir que nuestra posición respecto al socialismo ha sido radicalmente modificada. este cambio radical consiste en que antes nuestros principales esfuerzos se orientaban por necesidad a la lucha política, a la revolución, a la conquista del poder, etc. ahora el centro de gravedad se desplaza de tal manera que llegará a situarse en el trabajo específico de la organización cultural. estoy dispuesto a afirmar que el centro de gravedad debería situarse en el trabajo cultural, si no fuera por las condiciones internacionales y las necesidades de luchar por nuestra posición a escala internacional. pero dejando a un lado este punto, si nos limitamos a las condiciones económicas internas, el esfuerzo más importante debe dedicarse al trabajo cultural...”
por tanto, las tareas que exige nuestra situación internacional no nos apartan del trabajo cultural, aunque esto sólo sea cierto a medias, como vamos a ver. en nuestra situación internacional, el factor más importante es el de la defensa del estado, es decir, en primer lugar el ejército rojo. en este plano extremadamente esencial, las nueve décimas partes de nuestra misión desembocan en el trabajo cultural: hay que enseñarle a utilizar un manual, los libros, los mapas geográficos, hay que acostumbrarlo a una mayor limpieza, puntualidad, corrección, economía, facultad de observación. ningún milagro solucionará de golpe nuestra tarea. tras la guerra civil, durante la transición a una época nueva, el intento de dotar nuestro trabajo de una saludable “doctrina de guerra proletaria” fue el ejemplo más flagrante, el más evidente de la incomprensión opuesta a las tareas de la nueva época. los proyectos extravagantes sobre la creación de laboratorios destinados a crear una “cultura proletaria” manan de la misma fuente. la búsqueda de la piedra filosofar deriva de la desesperación ante nuestro atraso y de la creencia supersticiosa en los milagros, que ya por sí misma es indicio de atraso. no hay por qué desesperar, sin embargo; es hora de renunciar a la creencia en los milagros, a la charlatanería pueril sobre la “cultura proletaria” o la “doctrina de guerra proletaria”. en el plano de la cultura proletaria hay que dedicarse al progreso de la cultura, el único que podrá dotar de contenido socialista a las principales conquistas de la revolución. eso es lo primero que hay que comprender, so pena de jugar un juego reaccionario en el desarrollo del pensamiento y del trabajo del partido.
cuando el camarada lenin afirma que nuestros objetivos no pertenecen en la actualidad tanto al terreno político como al de la cultura, hay que entender los términos para evitar falsear su planteamiento. en cierto sentido, todo está determinado por la política. el consejo del camarada lenin, en sí mismo, de transferir nuestra atención de la política a la cultura, es un consejo de carácter político. si en un momento dado, en un país dado, el partido obrero decide plantear primero las reivindicaciones económicas antes que las políticas, tal decisión tiene en sí misma un carácter político. es evidente que la palabra “político” se usa aquí en dos acepciones distintas: en primer lugar, en el sentido amplio del materialismo dialéctico, que abarca el conjunto de todas las ideas, métodos y sistemas rectores idóneos para orientar la actividad colectiva en todos los terrenos de la vida pública; en segundo lugar, en el sentido estricto y específico que caracteriza a una parte concreta de la actividad pública, en lo que atañe directamente a la lucha por el poder, y que es distinto del trabajo económico, cultural. etc. cuando el camarada lenin escribe que la política es economía concentrada, considera la política en sentido lato, filosófico. cuando el camarada lenin dice: “menos política y más economía”, se refiere a la política en sentido estricto y específico. el término puede usarse en los dos sentidos, ya que el empleo está consagrado por el uso. basta con comprender de qué se trata en cada caso específico.
la organización comunista consiste en un partido político en el sentido amplio, histórico, o si se quiere en el sentido filosófico del término. los demás partidos actuales son políticos, sobre todo porque hacen (pequeña) política. la traslación del objetivo de nuestro partido al trabajo cultural no significa por tanto mengua alguna en su papel político. su papel histórico determinante (es decir, político) lo ejercerá el partido concentrando su atención en el trabajo educativo y en la dirección de ese trabajo. sólo el fruto de largos años de trabajo socialista en el plano interior, realizado con la garantía de la seguridad exterior, podría deshacer las trabas que implica el partido, haciendo que éste se reabsorba en la comunidad socialista. pero desde ahora hasta entonces queda tanto camino que más vale no pensar en ello... por el momento, el partido tiene que conservar íntegras sus principales características: cohesión moral, centralización, disciplina, únicas garantías de nuestra capacidad de combate. en otras condiciones, esas inapreciables virtudes comunistas podrán mantenerse y extenderse siempre que las necesidades económicas y culturales se satisfagan de modo perfecto, hábil, exacto y minucioso. precisamente al considerar esas tareas, a las que debemos conceder el primer puesto en la actual política, el partido se dedica a repartir y agrupar sus fuerzas, educando a la nueva generación. o dicho de otro modo: la gran política exige que el trabajo de agitación, de propaganda, de repartición de los sacrificios, de instrucción y de educación se concentre en las tareas y necesidades de la economía y de la cultura, no en la “política” en su sentido estricto y particular.
el proletariado encarna una unidad social poderosa que en período de lucha revolucionaria aguda se despliega de modo pleno para conseguir los objetivos de la clase en su totalidad. pero en el interior de esta unidad hay una diversidad extraordinaria, diría incluso que una disparidad nada despreciable. entre el pastor ignorante y analfabeto y el mecánico especializado hay un gran número de niveles de culturas y de calificaciones y de adaptación a la vida diaria. cada capa, cada gremio, cada grupo está compuesto en última instancia de seres vivos de edad y temperamento distintos, cada uno de los cuales posee un pasado diferente. si tal diversidad no existiera, el trabajo del partido comunista para la unificación y educación del proletariado sería muy sencillo. sin embargo, ¡qué difícil es esa tarea, como vemos en europa occidental! podría decirse que cuanto más rica es la historia de un país, y por tanto la historia de su clase obrera; cuanto más educación, tradición y capacidad adquiere, más antiguos grupos contiene y más difícil es constituirla en unidad revolucionaria. nuestro proletariado es muy pobre, tanto en historia como en tradición. esto es lo que ha hecho más fácil su preparación revolucionaria para la conmoción de octubre, no hay duda alguna al respecto; es también lo que ha dificultado más su trabajo de edificación tras octubre. salvo la capa superior, nuestros obreros carecen indistintamente de las capacidades y los conocimientos culturales más elementales (para la limpieza, la facultad de leer y escribir, la puntualidad, etc.). a lo largo de un largo período, el obrero europeo ha ido adquiriendo esas facultades en el marco del orden burgués: por eso, a través de sus capas superiores, se halla estrechamente ligado al régimen burgués, a su democracia, a la prensa capitalista y demás ventajas. nuestra atrasada burguesía, por el contrario, no tenía apenas nada que ofrecer en ese sentido, y el proletariado ruso ha podido romper más fácilmente con el régimen burgués y derrocarlo. por el mismo motivo, la mayor parte de nuestro proletariado se ve obligada a conseguir y reunir las capacidades culturales elementales solamente hoy, es decir, sobre la base del estado obrero ya socialista. la historia nada nos da gratuitamente: la rebaja que nos otorga en un campo -en el de la política- se cobra en otro -en el de la cultura-. de igual modo que le fue fácil -por supuesto, relativamente fácil- la conmoción revolucionaria al proletariado ruso, le resulta difícil la edificación socialista. como contrapartida, el marco de nuestra nueva vida social, forjado por la revolución, y que se caracteriza por los demás elementos fundamentales, otorga a todos los esfuerzos leales, orientados en un sentido razonable en el plano económico y cultural, un carácter objetivamente socialista. bajo el régimen burgués, el obrero contribuía sin saberlo y sin quererlo al mayor enriquecimiento de la burguesía, en la medida en que trabajaba mejor. en el estado soviético, el buen obrero, aun sin pensar ni preocuparse de ello (cuando es apolítico y sin partido), realiza un trabajo socialista y aumenta los medios de la clase trabajadora. todo el sentido del cambio de octubre radica ahí, y la nueva política económica (n.e.p.) no lo varía en absoluto.
gran cantidad de obreros sin partido están profundamente interesados en la producción, en los aspectos técnicos de su trabajo. sólo condicionalmente puede hablarse de su “apoliticismo”, es decir, de su falta de interés por la política. los hemos visto a nuestro lado en todos los momentos cruciales y difíciles de la revolución; por regla general no se han asustado con octubre, ni han desertado ni traicionado. durante la guerra civil muchos de ellos fueron al frente, mientras otros trabajaban lealmente en las fábricas de armamento. luego se orientaron hacia trabajos de paz. se les llama -y no completamente sin razón- apolíticos, porque sus intereses productivo-corporativos o familiares predominan sobre su interés político, por lo menos en tiempos “tranquilos”. todos y cada uno de ellos quieren convertirse en buenos obreros, perfeccionarse, subir a una categoría superior, tanto para mejorar su situación familiar como por justo orgullo profesional.
como acabo de decir, todos y cada uno de ellos realizan un trabajo socialista sin proponérselo. pero nosotros, el partido comunista, estamos interesados en que esos obreros empeñados en la producción relacionen de modo consciente su cuota de traba o productivo diario con las tareas globales de la edificación socialista. el resultado de semejante vínculo garantizaría mejor los intereses del socialismo, y quienes modestamente contribuyan a su edificación experimentarán una satisfacción moral más profunda.
¿cómo podemos alcanzar ese objetivo? resulta difícil abordar a esos obreros por el lado puramente político. ya ha oído todos los discursos. no le atrae el partido. sus pensamientos se encuentran en su trabajo y no está demasiado satisfecho que digamos con las actuales condiciones que encuentra en el taller la fábrica o monopolio. esos obreros quieren tener ideas por sí mismos, no son comunistas, y de su ambiente surgen los inventores autodidactas. no se les puede abordar por el plano político; ese tema no les afecta profundamente por ahora, pero se les puede y debe hablar de productividad y técnica.
en la citada sesión de debates de los propagandistas de moscú, uno de los participantes, el camarada kolzov, apuntó la extraordinaria escasez de manuales soviéticos, de guías prácticas y métodos de enseñanza de las diversas especialidades y oficios técnicos. las viejas obras de este tipo se han agotado, otras han muerto técnicamente y por regla general responden en el plano político a un espíritu servilmente capitalista. los nuevos manuales de este género pueden contarse con los dedos de la mano; es difícil conseguirlos porque fueron publicados en distintas épocas, por distintas editoriales y administraciones sin ningún proyecto de conjunto. Insuficientes con frecuencia desde el punto de vista técnico, no pocas, veces excesivamente teóricos y académicos, carecen por lo general de color político y en el fondo no son sino traducciones enmascaradas de alguna lengua extranjera. sin embargo, necesitamos toda una serie de manuales destinados al cerrajero soviético, al tornero soviético, al montador electricista soviético, etc., que deben adaptarse a nuestra, técnica y al grado de nuestro desarrollo económico. tienen que tener en cuenta tanto nuestra pobreza como nuestras enormes posibilidades, y tender a introducir en nuestra industria métodos y prácticas nuevos, más racionales. en mayor o menor medida, deben abrir perspectivas socialistas en lo que atañe a las necesidades e intereses de la propia técnica (aquí se incluyen las cuestiones de normalización, de electrificación de economía planificada). esas publicaciones deben ofrecer ideas y soluciones socialistas como parte integrante de la teoría práctica relacionada con la rama de trabajo de que se trate, evitando aparecer como propaganda importuna venida del extranjero. la necesidad de publicaciones semejantes es inmensa; es el fruto de la escasez de obreros cualificados y del deseo del obrero de comprender su
cualificación. la interrupción del ritmo de producción durante los años de guerra imperialista y de la guerra civil no han hecho sino acrecentar tal necesidad. nos encontramos ante una tarea cuya importancia puede compararse con su atractivo.
no hay, por supuesto, que ocultar las dificultades que plantea la consecución de manuales de ese tipo. los obreros autodidactas, incluso los muy cualificados, no están en condiciones de escribir tratados. los autores de textos técnicos que se ocupan de esa tarea ignoran con frecuencia el aspecto práctico. además, rara vez tienen mentalidad socialista. no obstante, puede llevarse a la práctica este objetivo no de manera simple, es decir, rutinaria, sino mediante combinación. para escribir un tratado, o por lo menos para revisarlo, hay que formar un colegio, digamos, por ejemplo, un comité de tres miembros, compuesto por un escritor especializado con formación técnica que, a ser posible, conozca el estado de nuestra producción en la materia tratada, o sea capaz de aprender a conocerlo; de un obrero altamente cualificado que pertenezca a la misma rama y que se halle interesado en la producción, dotado a ser posible de ingenio inventivo, y de un escritor marxista, con formación política, que tenga interés y conocimientos en materia de producción y técnica. más o menos de este modo debería llegarse a crear una biblioteca modelo de manuales de enseñanza técnica relacionados con la producción (por categoría profesional), bien impresos, bien encuadernados, en un formato práctico y barato. una biblioteca de este tipo cumpliría un doble objetivo: contribuiría a elevar el nivel de cualificación del trabajo y por tanto el éxito de la edificación socialista, y a ligar una categoría fundamental de obreros productivos al conjunto de la economía soviética, y, por tanto, al partido comunista.
no se trata, por supuesto, de limitarse a una serie de manuales de enseñanza. si nos hemos detenido en los detalles del ejemplo ha sido porque ofrece una idea bastante clara de los nuevos métodos exigidos por las nuevas tareas del período presente. nuestro combate por ganar moralmente para nuestra causa a los trabajadores “apolíticos” del sector productivo, debe y puede ser llevado por distintos medios. necesitamos revistas semanales o mensuales técnico-científicas, especializadas según la rama de producción; necesitamos asociaciones técnicas, científicas, que se sitúen al nivel de esos trabajadores. a ellos tiene que adaptarse buena parte de nuestra prensa sindical, so pena de seguir siendo una prensa destinada sólo al personal de los sindicatos. entretanto, el argumento político idóneo para convencer a estos obreros consiste en nuestros éxitos prácticos en el terreno industrial, en las mejoras reales del trabajo en la fábrica o del taller, en las gestiones bien meditadas por el partido en esa dirección.
las concepciones políticas de esos obreros pueden ser ilustradas de modo adecuado mediante las ideas que con frecuencia expresa del siguiente modo: “en cuanto a la revolución y al derrocamiento de la burguesía, no hay ni qué hablar; en ese sentido, todo va bien y es irreversible. no necesitamos a la burguesía y podemos prescindir del mismo modo de los mencheviques, y de los demás lacayos de la burguesía. por lo que se refiere a la “libertad de prensa”, no nos preocupa en realidad, porque no es ésa la cuestión. ¿pero qué pasa con la economía?vvosotros, comunistas, habéis asumido la dirección. vuestras intenciones y proyectos son buenos, ya lo sabemos; sobre todo no nos lo repitáis, lo habéis dicho y estamos de acuerdo, os apoyaremos; pero ¿cómo váis a resolver esas tareas en la práctica? hasta ahora no lo ocultéis, habemos cometido no pocos errores. por supuesto, no se puede hacer todo a un tiempo, tenemos mucho que aprender y los errores son inevitables. las cosas son así y no hay remedio. y puesto que toleramos los crímenes de la burguesía, soportaremos los errores de la revolución. pero esta situación no puede ser eterna. entre vosotros, comunistas, hay, además, gentes de todo tipo, como entre nosotros, simples mortales; algunos hacen progresos, se toman las cosa en serio, tratan de llegar a un resultado económico concreto, pero otros sólo tratan de engañarnos con frases vacías. los que se limitan a hacer vacuos discursos son un grave perjuicio, porque el trabajo se les va de entre los dedos.”
este es el tipo de obrero: es un tornero, un cerrajero, un laborioso fundidor, ambicioso, que tiene interés por su trabajo; no es un exaltado, sino todo lo contrario, desde el punto de vista político, aunque sea razonador, crítico, a veces algo escéptico; pero siempre es fiel a su clase; es un proletario de valía. hacia él debe orientar el partido en la hora actual sus esfuerzos. ¿hasta qué punto lograremos ganarnos a esta capa en la práctica, en la economía, en la producción, en la técnica? la respuesta a esta pregunta señalará con la mayor exactitud la medida de nuestros triunfos políticos en materia de trabajo cultural, en el sentido lato que le da lenin.
por supuesto, nuestros esfuerzos por conquistar al obrero competente no se oponen en modo alguno a los que tenemos que orientar hacia la joven generación de proletarias. esta crece en las condiciones de una época dada, se forma, fortalece y endurece mediante las tareas y problemas que resolver. la joven generación deberá ser antes que nada una generación de obreros altamente cualificados, amantes de su trabajo. crecerá con la seguridad de que su trabajo productivo se realiza al servicio del socialismo. el interés que se tomen por su propia formación profesional, el deseo de adquirir maestría en su oficio, elevará en gran medida, a ojos de los jóvenes, la autoridad de los obreros competentes de la “vieja generación”, que permanecen, como hemos dicho, en su mayoría fuera del partido. nuestra dedicación al obrero constante, concienzudo, competente, constituye al mismo tiempo una directriz en materia de educación de los jóvenes proletarios. fuera de este camino, todo progreso hacia el socialismo es imposible.

(1) en 1923, león trotsky reunía sus observaciones sobre la actividad de base del partido en un distrito moscovita en un libro, problemas de la vida diaria, del que extraemos dos fragmentos; el primero sobre el lenguaje y el segundo sobre la vida cultural del partido.