miércoles, 13 de julio de 2011

cuentos tradicionales de la china

el negador de milagros

chu fu tze, negador de milagros, había muerto; lo velaba su yerno.
al amanecer, el ataúd se elevó y quedó suspendido en el aire, a dos cuartas del suelo. el piadoso yerno se horrorizó.
-oh, venerado suegro -suplicó- no destruyas mi fe de que son imposibles los milagros.
el ataúd, entonces, descendió lentamente, y el yerno recuperó la fe.


el sueño de la mosca horripilante

li wei soñaba que una mosca horripilante rondaba por su habitación, interrumpiendo inoportunamente una de sus profundas meditaciones. molesto, comenzó a perseguirla tratando de acallar con un golpe su desagradable zumbido. portaba en la mano, con tal objetivo, la primera edición de con la copa de vino en la mano interrogo a la luna, poema épico de su entrañable amigo li tai bo. corrió y corrió incansablemente entre el reducido espacio de esas cuatro paredes, sacudiendo sus brazos cual si fuera él mismo una mosca. dicha empresa le sirvió de poco. la mosca, posada en el marco del retrato de su amada, lo miraba con aburrida indiferencia.
exhausto por la persecución, li wei se despertó agitado. sobre la mesa de luz estaba posado, distraído, el fastidioso insecto. de un viril manotazo, el filósofo acabó con la corta vida de la triste mosca.
li wei jamás sabrá si mató a una mosca o a uno de sus sueños.


el paisajista

un pintor de mucho talento fue enviado por el emperador a una provincia lejana, desconocida, recién conquistada, con la misión de traer imágenes pintadas. el deseo del emperador era conocer así aquellas provincias.
el pintor viajó mucho, visitó los recodos de los nuevos territorios, pero regresó a la capital sin una sola imagen, sin siquiera un boceto.
el emperador se sorprendió, e incluso se enfadó.
entonces el pintor pidió que le dejasen un gran lienzo de pared del palacio. sobre aquella pared representó todo el país que acababa de recorrer. cuando el trabajo estuvo terminado, el emperador fue a visitar el gran fresco. el pintor, varilla en mano, le explicó todos los rincones del paisaje, de las montañas, de los ríos, de los bosques.
cuando la descripción finalizó, el pintor se acercó a un estrecho sendero que salía del primer plano del fresco y parecía perderse en el espacio. los ayudantes tuvieron la sensación de que el cuerpo del pintor se adentraba a poco en el sendero, que avanzaba poco a poco en el paisaje, que se hacia más pequeño. pronto una curva del sendero lo ocultó a sus ojos. y al instante desapareció todo el paisaje, dejando el gran muro desnudo.
el emperador y las personas que lo rodeaban volvieron a sus aposentos en silencio.


el espejo chino

un campesino chino se fue a la ciudad para vender la cosecha de arroz y su mujer le pidió que no se olvidase de traerle un peine.
después de vender su arroz en la ciudad, el campesino se reunió con unos compañeros, y bebieron y lo celebraron largamente. después, un poco confuso, en el momento de regresar, se acordó de que su mujer le había pedido algo, pero ¿qué era? no lo podía recordar. entonces compró en una tienda para mujeres lo primero que le llamó la atención: un espejo. y regresó al pueblo.
entregó el regalo a su mujer y se marchó a trabajar sus campos. la mujer se miró en el espejo y comenzó a llorar desconsoladamente. la madre le preguntó la razón de aquellas lágrimas.
la mujer le dio el espejo y le dijo:
-mi marido ha traído a otra mujer, joven y hermosa.
la madre cogió el espejo, lo miró y le dijo a su hija:
-no tienes de qué preocuparte, es una vieja.

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