jueves, 14 de julio de 2011

francis picabia (françois marie martínez picabia, francia, 1879 – 1953) // cuento - intervalo de cinco minutos

intervalo de cinco minutos

yo tenía un amigo suizo llamado jacques dingue que vivía en el perú, a cuatro mil metros de altitud. partió hace algunos años para explorar aquellas regiones, y allá sufrió el hechizo de una extraña india que lo enloqueció por completo y que se negó a él. poco a poco fue debilitándose, y no salía siquiera de la cabaña en que se instalara. un doctor peruano que lo había acompañado hasta allí le procuraba cuidados a fin de sanarlo de una demencia precoz que parecía incurable.
una noche, la gripe se abatió sobre la pequeña tribu de indios que habían acogido a jacques dingue. todos, sin excepción, fueron alcanzados por la epidemia, y ciento setenta y ocho indígenas, de doscientos que eran, murieron al cabo de pocos días. el médico peruano, desolado, rápidamente había regresado a Lima... también mi amigo fue alcanzado por el terrible mal, y la fiebre lo inmovilizó.
ahora bien, todos los indios tenían uno o varios perros, y éstos muy pronto no encontraron otro recurso para vivir que comerse a sus amos: desmenuzaron los cadáveres, y uno de ellos llevó a la choza de dingue la cabeza de la india de la que éste se había enamorado... instantáneamente la reconoció y sin duda experimentó una conmoción intensa, pues de súbito se curó de su locura y de su fiebre. ya recuperadas sus fuerzas, tomó del hocico del perro la cabeza de la mujer y se entretuvo arrojándola contra las paredes de su cuarto y ordenándole al animal que se la llevase de vuelta. tres veces recomenzó el juego, y el perro le acercaba la cabeza sosteniéndola por la nariz; pero a la tercera vez, jacques dingue la lanzó con demasiada fuerza, y la cabeza se rompió contra el muro. el jugador de bolos pudo comprobar, con gran alegría, que el cerebro que brotaba de aquélla no presentaba más que una sola circunvolución y parecía afectar la forma de un par de nalgas...

0 comentarios: