sábado, 22 de enero de 2011

pier paolo pasolini (1922 - 1975) // poemas2

a su madre

eres insustituible. por esto fue condenada
a la soledad la vida que me has dado.
y no quiero estar solo. tengo un hambre infinita
de amor, del amor de los cuerpos sin alma.
porque el alma está en ti, eres tú, pero tú
eres mi madre y tu amor es mi esclavitud:
ha pasado la infancia esclavo de este alto
sentido, irremediable, de este inmenso empeño.
era el único modo para sentir la vida,
el único color, la única forma: se acabó.
sobrevivimos, y es la confusión
de una vida que renace fuera de la razón.
te lo ruego, ah, te lo ruego: no quieras morir.
estoy aquí, a solas contigo, en un futuro abril…

las cenizas de gramsci , 1957


al muchacho codignola

querido muchacho, sí, claro, encontrémonos,
pero no esperes nada de este encuentro.
si acaso, una nueva desilusión, un nuevo
vacío: de aquellos que hacen bien
a la dignidad narcisista, como un dolor.
a los cuarenta años yo estoy como a los diecisiete.
frustrados, el de cuarenta y el de diecisiete
pueden, claro, encontrarse, balbuceando
ideas convergentes, sobre problemas
entre los que se abren dos décadas, toda una vida,
y que, sin embargo, aparentemente son los mismos.
hasta que una palabra, salida de las gargantas inseguras,
aridecida de llanto y deseo de estar solos,
revela su irremediable diferencia.
y, además, tendré que hacer de poeta
padre, y entonces me replegaré sobre la ironía,
que te incomodará: al ser el de cuarenta
más alegre y joven que el de diecisiete,
él, ya dueño de la vida.
más allá de esta apariencia, de este aspecto,
no tengo nada que decirte.
soy avaro, lo poco que poseo
me lo guardo apretado en el corazón diabólico.
y los dos palmos de piel entre pómulo y mentón,
bajo la boca torcida a furia de sonrisas
de timidez, y los ojos que han perdido
su dulzura, como un higo agrio,
te parecerían el retrato
precisamente de esa madurez que te hace daño,
madurez no fraterna. ¿de qué puede servirte
un coetáneo, simplemente entristecido
en la delgadez que le devora la carne?
cuanto ha dado ya lo ha dado, el resto
es árida piedad.

de poesía en forma de rosa, 1964


análisis tardío

sé bien, sé bien que estoy en el fondo de la fosa;
que todo aquello que toco ya lo he tocado;
que soy prisionero de un interés indecente;
que cada convalecencia es una recaída;
que las aguas están estancadas y todo tiene sabor a viejo;
que también el humorismo forma parte del bloque inamovible;
que no hago otra cosa que reducir lo nuevo a lo antiguo;
que no intento todavía reconocer quién soy;
que he perdido hasta la antigua paciencia de orfebre;
que la vejez hace resaltar por impaciencia sólo las miserias;
que no saldré nunca de aquí por más que sonría;
que doy vueltas de un lado a otro por la tierra como una bestia enjaulada;
que de tantas cuerdas que tengo he terminado por tirar de una sola;
que me gusta embarrarme porque el barro es materia pobre
y por lo tanto pura;
que adoro la luz sólo si no ofrece esperanza.


abro la mañana

abro a la mañana de un blanco lunes
la ventana, y la calle indiferente
roba entre su luz y sus rumores
mi presencia infrecuente entre las hojas.
este moverme… en días totalmente
fuera del tiempo que parecía consagrado
a mí, sin regresos ni paradas,
espacio lleno todo de mi estado,
casi prolongación de la existencia
mía, de mi calor, del cuerpo mío…
y se ha truncado… estoy en otro tiempo,
un tiempo que dispone sus mañanas
en esta calle que yo miro, ignoto,
en esta gente fruto de otra historia


david

apoyado en el pozo, pobre joven,
vuelves hacia mí tu cabeza gentil,
con una risa grave en los ojos
tú eres, david, como un toro en un día de abril,
que de la mano de un muchacho que ríe
va dulce a la muerte.

de la mejor juventud, 1941-1953


muerte

vuelvo a ti, como vuelve
un emigrado a su país y lo redescubre:
he hecho fortuna (en el intelecto)
y soy feliz, tanto
como hace tiempo lo era, destituido por norma.
una rabia negra de poesía en el pecho.
una loca vejez de jovencito.
antes tu alegría se confundía
con el terror, es verdad, y ahora
casi con otra alegría
lívida, árida: mi pasión decepcionada.
ahora me das miedo de verdad,
porque estás de verdad cerca, incluida
en mi estado de rabia, de oscura
hambre, de ansia casi de criatura nueva.

de la religione del mio tempo, 1961

versión de Delfina Muschietti

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