martes, 26 de julio de 2011

andré breton (francia, 1896 - 1966) // poesías / el marqués de sade / el águila sexual exulta una vez más... / el penacho / girasol

el marqués de sade

el marqués de sade ha vuelto a entrar en el volcán en erupción
de donde había salido
con sus hermosas manos todavía ornadas de flecos
sus ojos de doncella
y ese permanente razonamiento de sálvese quien pueda
tan exclusivamente suyo
pero desde el salón fosforescente iluminado por lámparas de entrañas
nunca ha cesado de lanzar las órdenes misteriosas
que abren una brecha en la noche moral
por esa brecha veo
las grandes sombras crujientes la vieja corteza gastada
que se desvanecen
para permitirme amarte
como el primer hombre amó a la primera mujer
con toda libertad
esa libertad
por la cual el fuego mismo ha llegado a ser hombre
por la cual el marqués de sade desafió a los siglos con sus grandes árboles abstractos
y acróbatas trágicos
aferrados al hilo de la virgen del deseo


el águila sexual exulta una vez más...

el águila sexual exulta una vez más va a dorar la tierra
su ala descendente
su ala ascendente agita imperceptiblemente los mangos de
la menta picante
y el adorable desnudarse del agua
los días están contados tan claramente
que el espejo ha hecho sitio a un entramado de frondas
no veo del cielo más que una estrella
alrededor de nosotros sólo existe la leche describiendo su
elipse vertiginosa
de donde la blanda intuición de párpados de ágata ojerosa
se levanta a veces para clavar la punta de su sombrilla en
el fango de la luz eléctrica
entonces unas extensiones echan el ancla se despliegan por
el fondo de mi mirada cerrada
icebergs que irradian los hábitos de los mundos venideros
nacidos de una partícula de ti de una partícula desconocida
y helada que emprende el vuelo
tu existencia es el ramo gigante que se escapa de mis brazos
mal atado abre los muros despliega las escaleras de las casas
se deshoja en los escaparates de las calles
con las noticias me voy continuamente con las noticias
el diario es ahora de cristal y si las cartas no llegan ya
es porque el tren ha sido comido
la gran incisión de la esmeralda que dio origen al follaje
está cicatrizada para siempre los aserraderos de nieve
cegadora
y las canteras de carne zumban solas con el primer destello
invertido en este destello
adquiero la huella de la vida y de la muerte
en el aire líquido


el penacho

si solamente hiciera sol esta noche
si en el fondo de la ópera dos senos claros y resplandecientes
compusieran para la palabra amor la más maravillosa capitular viviente
si el pavimento de madera se abriera sobre la cima de las montañas
si el armiño mirara con gesto suplicante
al sacerdote de vendas rojas
que regresa de la prisión contando los coches cerrados
si el eco lujoso de los ríos que atormento
sólo arrojara mi cuerpo en la hierba de parís
que no se hiela en el interior de las joyerías
por lo menos la primavera ya no me causaría miedo
si solamente fuera una raíz del árbol del cielo
por fin el bien en la caña de azúcar del aire
qué ves tú hermosa silenciosa
bajo el arco de triunfo del carrusel
si el placer gobernara bajo el aspecto de una eterna transeúnte
estando las cámaras surcadas sólo por la mirada violeta de los paseos
qué no daría yo porque un brazo del sena se deslizara bajo la mañana
que está de todas formas perdida
no me resigno no a las salas acariciantes
donde suena el teléfono de las multas de la noche
al partir he prendido fuego a una mecha de cabellos
que es la mecha de una bomba
y la mecha de cabellos excava un túnel bajo parís
si solamente mi tren penetrara por ese túnel


girasol
a pierre reverdy

la viajera que atravesó les halles a la caída del verano
caminaba sobre la punta de los pies
la desesperación hacía girar en el cielo sus grandes yaros tan bellos
y en el bolso de mano se hallaba mi sueño ese frasco de sales
que únicamente aspiró la madrina de dios
los entorpecimientos se desplegaban como el vaho
en el perro que fuma
donde acababan de entrar el pro y el contra
la muchacha sólo podía ser vista por ellos mal y al sesgo
tenía yo que vérmelas con la embajadora del salitre
o con la curva blanca sobre fondo negro que llamamos pensamiento
el baile de los inocentes estaba en su apogeo
los farolillos se encendían lentamente entre los castaños
la dama sin sombra se arrodilló en el pont au change
calle gît-le-coeur los timbres ya no eran los mismos
las promesas de las noches por fin se cumplían
las palomas mensajeras los besos de socorro
se unían a los pechos de la bella desconocida
lanzados bajo el crespón de las significaciones perfectas
una granja prosperaba en medio de parís
y sus ventanas daban sobre la vía láctea
pero nadie la habitaba aún a causa de los aparecidos
de los aparecidos que como se sabe son más devotos
que los desaparecidos
algunos como esta mujer aparentan nadar
y en el amor penetra un poco de su substancia
ella los interioriza
yo no soy el juguete de ninguna potencia sensorial
y sin embargo el grillo que cantaba en los cabellos de ceniza
una tarde cerca de la estatua de etienne marcel
me hizo un guiño de entendimiento
andré breton me dijo pasa

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