jueves, 7 de julio de 2011

mei lanfang (china, 1894 - 1961) // autobiografía

mei lanfang (1894-1961)sin duda el actor más célebre de la ópera de pekín tanto en china como en occidente, describe así en su autobiografía la forma en que ejercitaba y adquiría kung-fu durante el período de su aprendizaje:

“hay algunos movimientos de base para el papel tan-chingyi (la mujer respetable) que deben ser ensayados durante largo tiempo antes de poder alcanzar la precisión desde lo alto de los ts´ai ch´ao. estos movimientos comprenden el caminar, el abrir y cerrar una puerta, los movimientos de la mano, el indicar con los dedos, el hacer oscilar las mangas, el tocarse el cabello en las sienes, el quitarse un zapato, el levantar una mano e invocar al cielo, el hacer oscilar el brazo para lamentarse por algo, el caminar por el escenario y el desvanecerse sobre una silla.
recuerdo que cuando era joven utilizaba un alto taburete para entrenarme: ponía un ladrillo sobre el taburete y con los ts´ai chi´ao en los pies, procuraba permanecer así todo el tiempo que tardaba en consumirse una barrita de incienso. la primera vez, al principio, me temblaban las piernas, fue una tortura: no conseguí permanecer más de un minuto sin que se me hiciera tan insoportable que tuve que saltar abajo. pero al cabo de algunos intentos, mi espalda y mis piernas desarrollaron los músculos adecuados y aprendí a mantenerme firme sobre el ladrillo. en invierno con los ts´ai chi´ao aprendí a luchar y a caminar sobre el hielo: al principio me caía con facilidad, pero apenas empecé a acostumbrarme a caminar sobre el hielo me costó mucho menos hacer los mismos movimientos en el escenario.
para hacer cualquier cosa, si pasas a través de un momento difícil antes de alcanzar el más fácil, encontrarás que por la dulzura bien vale haber pasado penurias. En general cuando me entrenaba con los ts´ai chi´ao me salían ampollas en los pies y sentía dolor. Pensaba que mi maestro no debía someter a un niño de diez años como yo tenía en ese entonces a ejercicios tan duros, sino que al contrario debía sentirse compungido.
Pero cuando a mis sesenta años puedo adoptar todas las posiciones de la mujer-guerrero en dramas como la belleza embriaga o la fortaleza de la montaña, sé que puedo hacerlo porque mi maestro fue severo conmigo en mi primer entrenamiento”.

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