martes, 17 de mayo de 2011

severo sarduy (1937 - 1993) // poemas. 1

- isabel la caótica

el coro de sopranos pintarrajeados
entona tu loa:

“te comiste un zohar
te comiste un corán.”

y de tu mano de azogue
bendijiste las cabezas cortadas con tu mano de azufre
y plantaste jazmines en ellas.

te goteaba la rodilla de san ignacio,
diste el zapatazo de santa teresa.

te retorciste toda, te rompiste los huesos,
pintada de oro, incrustada tu piel de joyas diminutas
para formar la inicial de un evangelio.

saltaban a tu alrededor
-cofias de ojillos verdosos-
tus hidrocéfalos, tus mongoles,
tus negros y eunucos:

“te comiste un zohar
te comiste un corán.”

que ardas per secula seculorum,
con tus biblias y tus brújulas.


- no porfíes. no rememores

no porfíes. no rememores
que no se olvida el olvido
ni su embriaguez: lo que ha sido,
es y será. sinsabores,
dramas discretos y amores
sin nombre, van a la quema
final, como un torpe emblema
de eternidad. no perdura
más que el goce y la textura
de un instante: ése es mi lema.


- no por azar, por gusto del dislate

a luce lópez-baralt

no por azar, por gusto del dislate
ni por obedecer a una figura,
habló de una cegante noche oscura.
que toda exaltación o disparate

aparente, se indague, y no se ciña
-el lenguaje no basta- a un simple juego:
de granadas y lámparas de fuego
bebió un vino, de antes de la viña.

no percibió ni forma ni sonido,
mas con la sangre lo irrigó un sentido
ajeno a la palabra y a la imagen.

dejemos, de esa heráldica, que viajen
los símbolos, el mudo abecedario:
agua y sed, brasa y luz, cuerpo y sudario.


- no acudas a linimento

no acudas a linimento,
alcanfor, miel o saliva,
que atenúen el momento
de más ardor. no se esquiva
con ardid, ni se deriva
esa quema: se convierte
en su contrario. divierte
el placer así obtenido
por el sendero invertido:
más vida cuanto más muerte.


- la letra con sangre entra

a arturo carrera

la letra con sangre entra
como el amor. mas no dura
en el cuerpo la escritura,
ni con esa herida encuentra
paz el amante. se adentra
en el cuerpo deseoso
y más aumenta su gozo
con su mal. alegoría
de nuestra postrimería:
jeroglífico morboso.

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