domingo, 23 de agosto de 2009

Meyerhold - Al actor


El teatro posee una particularidad sorprendente:
un actor de talento llega siempre a un espectador inteligente.

El problema fundamental del teatro contemporáneo es preservar el don de la improvisación que posee el actor, sin transgredir la forma precisa y complicada que el director ha conferido al espectáculo. Si la improvisación esta ausente en sus actuaciones, es que el actor esta estancado en su desarrollo.

Las dos principales características del trabajo del actor son: la improvisación y la capacidad de restringirse. Cuanto mas compleja es la combinacion de estos dos dones mayor es el arte del actor.

El buen actor se distingue del malo, en que este no interpretara el jueves del mismo modo en que lo hizo el martes. La alegría del actor no esta en repetir lo que ya ha logrado, sino en variar e improvisar en el marco del conjunto. Restringiéndose en función del tiempo y el espacio que le ha asignado la composición del espectáculo o el conjunto de sus compañeros, el actor se sacrifica por la unidad. Admitiendo la improvisación, el director actúa de la misma manera en su marco. Estos sacrificios son fecundos, cuando son recíprocos.

El arte del actor, y todo el arte en general, es un acto consciente, claro y alegre, un acto de la voluntad sana y precisa. Lo mas valioso del actor, es su individualidad. Es necesaria que brille a través de sus encarnaciones, tan hábiles como sean ellas.

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