sábado, 17 de septiembre de 2011

italo calvino (cuba/italia, 1923 - 1985) // las ciudades invisibles

-los otros embajadores me advierten de carestías, de concusiones, de conjuras, o bien me señalan minas de turquesas recién descubiertas, precios ventajosos de las pieles de marta, propuestas de suministros de armas damasquinas. ¿y tú? -preguntó a polo el gran khan-. vuelves de comarcas tan lejanas y todo lo que sabes decirme son los pensamientos que se le ocurren al que toma el fresco por la noche sentado en el umbral de sus casa. ¿de qué te sirve, entonces, viajar tanto?
-es de noche, estamos sentados en las escalinatas de tu palacio, sopla un poco de viento -respondió marco polo-. cualquiera que sea la comarca que mis palabras evoquen en torno a ti, la verás desde desde un observatorio situado como el tuyo, aunque en el lugar del palacio real haya una aldea lacustres y la brisa traiga el olor de un estuario fangoso.
-mi mirada es la del que stá absorto y medita, lo admito. ¿pero, y la tuya? atraviesas archipiélagos, tundras, cadenas de montañas. daría lo mismo que no te movieras de aquí.
el veneciano sabía que cuando kublai se las tomaba con él era para seguir mejor el hilo de sus razonamientos; y que sus respuestas y obkeciones se situaban en un discurso que ya se desenvolvía por cuenta propia en la cabeza del gran khan. o sea que entre ellos era indiferente que se enunciaran en voz alta problemas y soluciones o que cada uno de los dos sigiuiera rumiándolos en silencio. en realidad estaban mudos, con los ojos entrecerrados, recostados sobre almohadones, meciéndose en hamacas, fumando largas pipas de ámbar.
marco polo imaginaba que respondío (o kublai imaginaba su respuesta) que cuanto más se perdía en barrios desconocidos de ciudades lejanas, más entendía a las otras ciudades que había atravesado para llegar hasta allçi, y recorría las etapas de sus viajes, y aprendía a conocer el puerto del cual había zarpado, y los sitios familiares de su juventud, y los alrededores de su casa, y una placita de venecia donde corría de pequeño.
llegado a este punto kublai khan lo interrum`pía o imaginaba que lo interrumpía, o marco polo imaginaba que lo interrumpía con una pregunta como: -¿avanzas con la cabeza siempre vuelta hacia atrás? -o bien: -¿lo que ves está siempre a tus espaldas? -o mejor: -¿tú viaje se desarrrolla sólo en el pasado?
todo para que marco polo pudiese explicar o imaginar que explicaba o haber imaginado que explicaba o conseguir por último explicarse a sí mismo que aquello que buscaba era siempre que estaa delante de él, y aunque se tratara del pasado era un pasado que cambiaba a medida que avanzaba en su viaje, porque el pasdo del viajero cambia según el itinerario cumplido, no digamos el pasado próximo al que cada que pasa añade un día, sino el pasado más remoto. al llegar  acada nueva ciudad el viajero encuentra un pasado suyo que ya no sabía que tenía: la extrañeza de lo que no eres o no posees m´s te espera el paso en los lugares extraños y no poseídos.
marco entra en una ciudad; ve a alguien vivir en una plaza una vida o un instante que podían ser suyos; en el lugar de aquel hombre ahora hubiese podido estar él si se hubiese detenido en el tiempo tanto tiempo antes, o bien si tanto tiempo antes en una encrucijada en vez de tomar por una calle hubiese tomado por la opuesta y después de una larga vuelta hubiese ido a encontrarse en el lugar de aquel hombre en la plaza. en adelante, de aquel pasado suyo verdadero e hipotético, está excluido; no puede detenerse; debe continuar hasta otra ciudad donde lo espera otro pasado suyo, o algo que quizá había sido un posible futuro y ahora es el presente de algún otro. los futuros no realizados son sólo ramas del pasado: ramas secas.
-¿viajas para reviri tu pasado?- era en ese monento la pregunta del khan, que podía también formularse así: ¿viajas para encontrar tu futuro?
y la respuesta de marco: -el allá es un espejo en negativo. el viajero reconoce lo poco que es suyo al descubrir lo mucho que no ha tenido y no tendrá.

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